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Uruguay

Uruguay: El peor legado de Mujica – El País

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Lo van a pagar con sangre nuestros hijos y nuestros nietos. No se puede construir un país a largo plazo con la educación que hoy tenemos. ¡Nada de hablar de primer mundo, eso es un delirio! (…) El futuro se hipoteca cada día”: quien así se expresaba en una entrevista en junio pasado no era un líder de la oposición, sino un prestigioso analista político muy preocupado por el futuro del país.

Desde entonces se siguen sucediendo las noticias que muestran el terrible panorama de la educación pública. Primero, en torno a la fractura social que refleja la enseñanza en distintas escuelas del país. Las que peores resultados tienen, por lo general, son las que están en contextos sociales más críticos, que es en donde más se precisa, justamente, de mejores herramientas educativas públicas. Segundo, sobre el Plan Ceibal: en siete años, ninguna mejora logró, en ningún estamento social, vinculada a los aprendizajes más sustanciales de escritura y matemática. Ello implica que la brecha entre los más ricos y los más pobres en estas dimensiones clave de la enseñanza no fue reducida por las ceibalitas. Tercero, en las tremendas cifras de repetición de 2012: el promedio de no aprobación en Bachillerato (4°, 5°y 6° de liceo) en todo el país fue de 44%; y en Montevideo representó el 52% de los estudiantes matriculados.

Además de los datos crudos de estadísticas inapelables, está la constatable merma de la calidad de la enseñanza. A nadie escapa que aquí se han multiplicado los “pases sociales” que hacen que lleguen a primero de liceo analfabetos funcionales, y a la Universidad, estudiantes que siguen sin entender lo que leen y siguen sin saber hacer cuentas elementales -en este sentido también hubo reciente información sobre los malísimos resultados de las pruebas en matemática fijados a la entrada de Facultad de Ingeniería.

Si fuéramos a ser relativamente exigentes en los resultados de los estudios en primaria y secundaria, todos sabemos que las actuales altísimas tasas de repetición deberían ser, en realidad, más altas aún. El efecto que estamos logrando es una inflación de títulos. Hoy por ejemplo, muchos más jóvenes que antes pueden decir que en los papeles alcanzaron niveles de formación superior a sus padres. Sin embargo, en concreto, haber pasado por el liceo (o incluso por la universidad) no certifica, para nada, que esos jóvenes hayan aprendido las destrezas necesarias mínimas para desenvolverse en la vida económicamente activa: muchos de ellos no tienen comprensión lectora o no calculan un porcentaje.

Frente a esta realidad, las autoridades de la educación esconden la cabeza como el avestruz. Está por ejemplo el ministro del ramo, que con meliflua voz señala apenas que puede haber mejores estadísticas que solo él percibe, que en realidad son marginales, y que en nada contradicen esta evolución gravísima de largo plazo. Está el director de secundaria, que relativiza la gravedad de paupérrimos resultados. Están los sindicatos de la educación, siempre preocupados por sus salarios y creyendo que con sus paros y ocupaciones son los protagonistas de una lucha de clases moscovita. Están finalmente los actores de gobierno y candidatos futuros de la izquierda, que nos quieren hacer creer que se están tomando medidas y nos prometen, nuevamente, que la educación será prioridad.

Lo cierto es que las medidas concretas están siendo tomadas por los uruguayos. Es un sálvese quien pueda: apenas la familia mejora un poco su situación económica, con enormes sacrificios decide enviar a sus hijos a la enseñanza privada que, como consecuencia, ha visto crecer enormemente su matrícula en estos años. Los demás, que son los más pobres y son la mayoría, quedan irremediablemente a la merced de la debacle de la enseñanza pública.

Nadie podrá negar que Mujica portó consigo una esperanza de mejora para los más humildes y que con su educación, educación, y educación, la mayoría pensó que, finalmente, habrían de enfrentarse con decisión las reformas necesarias. Al final del camino, el peor legado de Mujica es haber traicionado esa esperanza de los más humildes en un futuro mejor, porque el Frente Amplio en su década en el poder habrá consolidado la fractura social desde el desastre de su política de enseñanza primaria y secundaria. Como bien señaló González, así no se construye ningún país de primera.

Fuente: El País (Uruguay)

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Discussion

One comment for “Uruguay: El peor legado de Mujica – El País”

  1. estimados hermanos uruguayos la educación es un problema general en todo latinoamericana, el cambio debe de hacerse desde el comienzo, dejar desarrollar el lado intuitivo del ser humano, el cambio es al sistema y por lógica no se logra en un periodo de gobierno y sinceramente si los cambios fueran posibles les cambiaría mi presidente en mexico por el de ustedes, hasta donde he leído es un ser humano excepcional

    Posted by jaime araiza | October 5, 2013, 7:21 am

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