Dícese contumaz de quien persiste en una conducta determinada. Y como representante de una institución que vela por la libertad individual, no puedo dejar de denunciar el terrible desorden al que están llevando en forma tan persistente una gavilla llamada UNIDAD DE DELITOS ECONOMICOS Y ANTICORRUPCION DEL MINISTERIO PUBLICO.

Si bien es pertinente salvaguardar la reputación de honrosas excepciones, muchos de estos fiscales, utilizan el mismo sistema de los gobiernos populistas de mostrar una cara de cordero a  través de medios de comunicación masiva, a fin de ganarse justamente a las masas, cuando en realidad están cometiendo los hechos más graves en contra de los derechos individuales. Es también oportuno señalar, que notoriamente este instrumento los excita de sobremanera, sino, ¿Por qué cree que dejan de lado las micro cámaras ultra sofisticadas, donadas por USAID para recurrir a cámaras de 12 kilos como los que cuentan algunos canales de televisión para las cámaras ocultas? Conste que esto está taxativamente prohibido por el art. 322 del CPP con severas penas para quienes divulguen los actos investigativos.

Por primera vez corrigen el escandaloso procedimiento que se ha vuelto costumbre entre los llamados sombreros blancos de la fiscalía y resultan ser los malos de la película. Para colmo, en sobrada actitud de audacia, recurren estos fiscales, al más antiguo procedimiento de provocar al pueblo para presionar o tapar sus negligencias. Lastimosamente, la retorica interesada, especialmente de algunos politiqueros y aprovechadores, colaboran enturbiando aun más el ya enrarecido ambiente.

La conducta totalitarista de algunos fiscales, es fruto quizás de la pintoresca cultura paraguaya de perder los estribos, apenas puede usar una corbata y ni que decir de asirse de un poco de poder. Desde hace un buen tiempo, he venido criticando las instituciones creadas para contrarrestar supuestamente la corrupción, cuando es justamente el gigantismo estatal la única causa, dotando de excesivo poder a los funcionarios públicos. Muchos fiscales, salvo las honrosas excepciones que cité, recurren con cara de angelitos ante los medios, aprovechando la atmosfera de corrupción que existe en el país, haciéndose pasar por victimas porque persiguen supuestamente a poderosos, cosa que creo que lo hacen en forma muy selectiva, pues en un sistema estatista como el nuestro, es como la música cambalache “el que no es corrupto prácticamente es un gil”.

Sin embargo, es una faceta que venden muy bien. Son tan distintos a los miles de fiscales que existen en el país que pasan desapercibidos, no sé si por timidez o porque realmente cumplen lo expresado en el código procesal penal que en su art. 4 dispone que “Ninguna autoridad pública presentará a un imputado como culpable o brindará información sobre él en ese sentido a los medios de comunicación social.

Esto quizás para que no ocurra lo que de hecho le ocurrió a muchos, pero rescatando uno en particular, pues me tocó su defensa, al ex director de DINATRAN David Yinde, quien tuvo más tapas de diarios que el desastre de Ycua Bolaños señalándolo, pues la fiscal Alba Delvalle así lo afirmó, como un peligroso delincuente, llevándoselo esposado ante representantes del transporte del MERCOSUR. Cuando al final del juicio, se demostró que fue una burda trampa y siendo totalmente sobreseído, nadie ni se acordó de eso. Conclusión, jamás será repuesto de tamaña parafernalia movida por una fiscalía, antes que irresponsable, criminal. Pero advertirle de esta norma a Arnaldo Giuzzio por ejemplo, sería como pedir peras al olmo.

Precisamente, este fiscal que uno no puede saber si se hizo famoso por atropellado, mediático o por no haber ganado ningún juicio, esta vez, notoriamente ha cometido otro de sus tantos gravísimo errores, que no porque antes no se les había corregido, no deja de ser escandaloso. Lo más grave es que son negligencias tan infantiles pero hechas en forma tan sistemática que casi siempre pasan desapercibidas. Quizás cuando un espectador común y corriente, mira desde lejos, lo más seguro es que saldrá a favor de estos inocentes fiscales y querrá lanzar a la hoguera a los imputados, precisamente por el enorme estigma que conlleva la palabra imputado, sin entrar a detallar si es o no culpable.

Todo bien, pero el problema esta justamente en que, está todo bien hasta que nos pasa. Ese es precisamente el fundamento de las normas garantistas que dicen que deben guardarse las formalidades para precautelar a las personas y evitar los abusos. Hoy ¿quién puede saber, en ese sonado caso, si la marihuana en una mochila pertenecía o no al ex asesor de Itaipu? Esto sencillamente porque los agentes procedieron sin esperar una orden. Esa orden emanada del poder judicial suele ser un gran remedio, siempre y cuando también no venga viciado como el caso que salpicó hace poco al Ministro Oscar Bajac.

Cualquier abogado, por más novato que sea, sabe perfectamente, que uno de los logros más grandes del sistema acusatorio por encima del inquisitorio, es la precautelación de los derechos individuales. No pueden realizarse allanamientos, escuchas, requisas, ni ningún procedimiento que involucre el derecho de la privacidad y que no estén debidamente discriminados por el acusador. Como los principios no pueden dividirse, esto rige para todo el procedimiento y lo encontramos desde la imputación, las medidas cautelares y ni que decir las que se refieren a la propiedad de las personas, en donde debe detallarse claramente los datos del que se quiere incoar.

Pero ¿cuál es el celo de la carta magna para ser tan quisquillosa? Sencillamente porque su función es la de servir como camisa de fuerza al poder. El poder es capaz de preparar todo tipo de trampas y de presentar algo amargo como dulce, puede comprar voluntades, prensa, amigos, todo. Simplemente por esa razón, no pudieron actuar así los agentes de la Senad porque pudieron plantar la prueba, el fiscal Giuzzio porque puede tener enemigos o peor aún, “amigos”, ni nadie por los mismos motivos.

Pero lo más asombroso, es la forma en que el mismo fiscal, es tan temido por todos, que nadie se anima a decir de frente que es el acabose del vedetismo y de la negligencia. Muchos dicen que tiene el apoyo de los norteamericanos, no por su sapiensa, sino por su valentía. No sabría que hay de cierto en esto, pero dudo que el fiscal sea un valiente, pues valiente no es quien atropella todo lo que encuentra, sino que temiendo algo, igual actúa con el miedo a cuestas. Esto ciertamente no ocurre con este fiscal, pues son tan disparatadas sus salidas, que son más parecidas al figuretismo que a la valentía. Repentinamente y luego de la resolución que anuló su prueba espuria, recordó repentinamente que en el año 2006, fue presionado por el Ministro Bajac para favorecer a un narco, según sus propias palabras, de nombre Arnaldo Moreira de Macedo. Pues bien, este solo hecho, de ser cierto, es causal para enjuiciar, no solo al Ministro Bajac, sino que al mismo Giuzzio, pues evidentemente esa presión surtió efecto. Fue el propio Fiscal Giuzzio quien pidió solo DOS, si, solo DOS años de cárcel para un NARCO!!! y para colmo, manifestó públicamente el 16 de diciembre de 2009, que “destacaba dicha condena y que el objetivo de la fiscalía era solo la extradición antes de fin de año”. Pero si es flaca su memoria, por lo menos existen las publicaciones.

La instrumentalización de la justicia, ya sea para vedetismo, negociado o lo que fuere, es una verdadera vergüenza.

Concluyendo, la sentencia de la corte, lejos de crear desestabilización jurídica, es un oportuno corrector para que los fiscales no sigan abusando de sus poderes. Ayer fue mengano, hoy sultano, pero mañana quizás ya no sea perengano, sino usted mismo.

* Hugo N. Vera Ojeda es Director de la Fundación Libertad

Fuente: Fundacion Libertad (Paraguay)