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Latin America

Opinión: ¿Qué es el voucher educativo? – por Santos Mercado

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Es necesario y urgente cambiar el sistema de financiamiento a las escuelas públicas a fin de construir un sistema educativo de calidad que responda a las necesidades de la población mexicana.

En varios lugares y países ya aplican el sistema del voucher: Wisconsin, Suecia, Arkansas, Singapur, Corea del Sur y otros. Todos ellos abandonaron su viejo sistema de financiamiento y adoptaron el esquema del voucher. Los resultados han sido sorprendentes. Los alumnos salen mejor preparados, los profesores mejoraron sus percepciones y los recursos se hicieron más productivos.

Tradicionalmente el gobierno manda recursos a las escuelas, es decir, a la oferta. Les asigna un presupuesto para cubrir los gastos del personal y mantenimiento. Pero este sistema de subsidio a la oferta ha generado muchos problemas de corrupción, violencia, sindicalismo, inconformidad, huelgas, paros, y se descuida la función esencial de la escuela.

Cuando una escuela o universidad vive directamente del subsidio del gobierno automáticamente se empieza a degenerar desde el primer momento en que recibe la bolsa de dinero. Este es el error y se necesita comprender perfectamente para no seguir desperdiciando los recursos.

El proceso degenerativo de una institución subsidiada trae como consecuencia que dicha institución se vuelva dependiente del gobierno, pierde su iniciativa y se mueve sabiendo que debe hacer lo que le indique el agente que subsidia. La escuela subsidiada termina por subordinarse al poder político en turno. La pérdida de iniciativa, la subordinación, la dependencia de los dineros gubernamentales conllevan otros fenómenos como son la burocratización, el desvío de fondos, el autoritarismo, la deserción y los altos costos para lograr un título universitario. Hoy en día se puede ver que formar un joven titulado en la UNAM cuesta más que si se le hubiera enviado a la Universidad de Harvard con todos los gastos pagados.

Se debe corregir el error de que el gobierno subsidie directamente a la oferta. Las escuelas y universidades no deben vivir directamente del erario. Si no se corrige  este punto es imposible hacerlas que funcionen adecuadamente.

Gratuidad de la educación

Es perfectamente posible eliminar el sistema de subsidio a la oferta  y conservar la gratuidad de la educación. Se entiende que la gratuidad de la educación consiste en que el que asiste a una escuela no paga, es decir, no le cuesta de su bolsillo. ¿Cómo es posible eliminar los subsidios a las escuelas y mantener la educación gratuita? La respuesta está en el sistema del voucher de Milton Friedman, Premio Nobel de Economía.

Subsidios a la demanda

El sistema del Voucher o cheque educativo consiste en que el gobierno subsidia a la demanda en lugar de a la oferta. Es un cambio de los flujos financieros pues el dinero ya no se envía a las escuelas sino a los alumnos o padres de familia para que ellos sean los que decidan colocar el dinero en la escuela pública de su preferencia. Los alumnos estarían pagando la colegiatura, pero no les cuesta de su bolsillo pues el cheque se los entrega  gratuitamente el gobierno. El cheque o bono educativo es un documento intransferible que solo sirve para pagar colegiatura, es decir, no se puede canjear en la tienda ni en la cantina. Únicamente una institución educativa lo hace válido y lo canjea por dinero contante y sonante de una cuenta del gobierno.

Para que funcione eficientemente el sistema del voucher es necesario tener en cuenta lo siguiente:

  1. No debe haber vínculo financiero entre el gobierno y la escuela.
  2. La escuela pública debe vivir de lo que paguen los alumnos por concepto de colegiatura.
  3. Los alumnos reciben su voucher de alguna oficina del gobierno o de un banco designado por el Estado.
  4. El voucher es gratis, es decir, el alumno no contrae ninguna deuda. Es un sistema de gratuidad pero con subsidios a la demanda.
  5. El personal de la escuela debe decidir cómo distribuir esos ingresos: sueldos, mantenimiento, laboratorios, biblioteca, etc.
  6. El voucher debe ser entregado por el gobierno cada mes. De poco serviría que el voucher se entregara cada año. Con el recibo de pago que da la escuela, el alumno rescata el voucher del siguiente mes.
  7. Se debe dar autonomía a las escuelas para que, por sí solas determinen sus nuevos planes y programas de estudio y los modifiquen sin necesidad de pedir autorización de la Secretaría de Educación Pública.
  8. Los profesores de cada escuela deben decidir la contratación de nuevos profesores.
  9. El personal de cada escuela debe decidir si continúan o no sindicalizados.
  10. Los profesores de cada plantel deben tener el derecho de comprar la escuela. En caso de no comprarla, seguirá siendo propiedad del Gobierno.
  11. Los profesores deben decidir si siguen afiliados al IMSS, ISSSTE o a una institución privada de salud.

El fundamento teórico para sostener que es mejor establecer un sistema de subsidio a la demanda, en lugar de a la oferta radica en que de esta forma se genera un sistema de mercado, es decir, los alumnos se convierten en clientes y la escuela se convierte en una empresa que debe satisfacer las necesidades de educación. Esta relación de cliente-servidor es la clave que hace que un oferente trate de dar el mejor producto a su cliente. El oferente trata de dar lo mejor porque es la forma en que obtiene el cheque o la paga del cliente. Si el oferente descuida a su cliente, corre el riesgo de perderlo y se queda sin comer, pero si logra satisfacer los gustos del comprador, puede tener las mejores ganancias, así es como funciona el mercado y también puede aplicar en educación.

Es fácil ver que al aplicar el sistema del voucher o bono educativo la escuela será la primera entidad preocupada en que no haya deserción. Hoy en día solo tres de cada cien alumnos que entran a la primaria logran terminar con un título bajo el brazo. Se puede incrementar este índice significativamente.  Además, por efecto de competencia todas las escuelas tendrán interés de dar la mejor educación posible.  Algunas ofrecerán más énfasis en matemáticas, otra en ciencias naturales o sociales. Se les debe dar libertad de modificar los planes y programas a fin de que den lo mejor de acuerdo a los recursos humanos que posean. Incuso habrá algunas escuelas primarias o universidades que comprendan la importancia de que los alumnos manejen perfectamente un idioma internacional y hasta pueden ofrecer todas sus clases en inglés. No se puede prever los resultados de un sistema competitivo pues depende de las necesidades, gustos y preferencias de la demanda.

Como puede verse, es posible cambiar el sistema de financiamiento a las escuelas públicas y mantener la gratuidad de la educación. Esta reforma al sistema de financiamiento a las escuelas puede inducir y llevarnos a resultados importantes y sorprendentes pues permite aprovechar el talento de los educadores.

Estrategia

Con entendimiento y voluntad política se puede aplicar casi inmediatamente en todo el territorio nacional. Basta ver el gasto por alumno en cada nivel y anunciar que los alumnos pasen por su cheque a una oficina gubernamental o a un banco para que paguen la colegiatura de la escuela pública donde están ahora mismo. Pero si no se confía del todo, se puede empezar por un nivel, digamos secundarias; o por una entidad, o por un municipio o finalmente por una escuela para observar cómo funciona el sistema. Una vez que se compruebe que los resultados son significativamente mejores, se puede ir ampliando. Solo es cuestión de atreverse a hacer esta importante reforma.

No hay nada que temer pues con el voucher educativo las escuelas darían un gran paso para mejorar.

Fuente: Asuntos Capitales (México)

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