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Latin America

Opinión: Carta al emprendedor desconocido – por Aparicio Caicedo Castillo

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atlasnycPor todo el mundo se erigen monumentos, se escriben cartas y se realizan homenajes al soldado desconocido. Sin duda, seres valientes han caído anónimamente en combate, aunque casi siempre para satisfacer algún delirio de algún gobernante antes que por una causa de verdad noble.

En todo caso, yo me pregunto algo: ¿hace falta haber repartido plomo o tener un par de “corvinas” en combate para que a uno le ofrezcan reverencia en los parques y le reciten loas en las escuelas?, ¿por qué nadie le rinde culto al verdadero héroe desconocido, al emprendedor, a esos millones de seres que se levantan todas las mañanas para hacernos la vida más fácil, productiva o confortable, que llevan las verduras a los mercados, desarrollan nuevos smartphones, o se fajan por servirnos mejor en restaurantes y tiendas? Pues, no lo sé. Pero quizá sea bueno empezar a hacerlo hoy, con una carta.

Dice así:

Estimado emprendedor desconocido,

Primero que todo, perdónanos. Nadie te ha puesto a ti ni un florero en el jardín para celebrarte. Pero tú igual sigues ahí, terco, saliendo adelante, pacífico, firme. Y mira que te la ponen difícil. Cuando eres exitoso, te insultan o, peor aún, te quitan lo que con tanto esfuerzo has adquirido. Redistribución de la riqueza lo llaman algunos. Justicia social gritan otros. O igualdad real, da igual. La cosa es que al final del día te despluman.

Cuando has creado valor para los consumidores, plazas laborales para los trabajadores y prosperidad para tus proveedores, familia y colaboradores, te dicen que es tiempo de “devolver” a la sociedad. A ti te dicen eso, que lo único que has hecho es crear valor para la sociedad, que todos los días te quemas los sesos para satisfacer al caprichoso consumidor. Y lo dicen ellos, los que nada han creado, para nadie. Se erigen en jueces morales absolutos, disfrazando de ideología sus complejos, de virtud su odio. Sorry, de verdad.

Cuando estás chiro y sales a la calle por un cachuelo unos te llaman “informal” y te quitan lo tuyo. Cuando te va bien y haces plata otros te llaman “cerdo capitalista”, o “poder fáctico”, y también te quitan lo tuyo. Si vendes más barato, gritarán: ¡competencia desleal! Si vendes más que los demás, monopolista. El Estado intentará “regularte” con cualquier pretexto. Y si no pueden controlarte, intentarán domesticarte con subsidios y prebendas.

Yo solo te pido una cosa: Tú no te dejes. Ignóralos y sigue. Porque lo tuyo es crear riqueza; lo de ellos, destruirla.

De ti depende ese progreso que ellos quieren detener o controlar. Por más que ellos piensen que tú eres un cordero de sacrificio, yo sé que eres un ser humano digno, por tanto, dueño de tu destino.

Recuérdanos con tu ejemplo que somos los únicos que podemos cambiar nuestra suerte, por mala o buena que sea. Y que solo así se avanza, que la libertad funciona, porque lo demuestra la experiencia. Porque los embrujos dogmáticos que minusvaloran al individuo, que lo diluyen en metáforas colectivistas, son siempre trampas que a todos pueden engañar, menos a nuestro destino.

Gracias, de verdad.

¿Por qué nadie le rinde culto al verdadero héroe desconocido, al emprendedor, a esos millones de seres que se levantan todas las mañanas para hacernos la vida más fácil, productiva o confortable, que llevan las verduras a los mercados, desarrollan nuevos smartphones, o se fajan por servirnos mejor en restaurantes y tiendas?

Fuente: El Universo (Ecuador)

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