El papa Francisco ha estado recientemente en boca de economistas, libertarios y socialistas de todo el mundo por sus comentarios en La exhortación apostólica Evangelii gaudium. Como bien indicó el filósofo Gabriel Zanotti en su entrada sobre el tema EL PAPA FRANCISCO Y LA ECONOMÍA LIBRE EN LA EVANGELII GAUDIUM.…; “No es un texto de economía: es una fina y rica reflexión magisterial sobre el tema de la evangelización en los tiempos actuales”.

El profesor Zanotti hace un análisis de la exhortación y concluye que, definitivamente, no es claro en el diagnóstico económico. Trata de construir un diálogo entre la Escuela Austríaca de Economía y sus principios con los de la Doctrina Social De La Iglesia en su forma prudencial.

En lo personal, el Papa confunde términos económicos. Critica el “mercantilismo” pero le llama “mercado libre”. Tampoco se puede deducir de aquí que sea marxista o teólogo de la liberación como algunos me han expresado. Nada más lejos de la verdad. Ni se deduce de aquí esta tendencia ni en sus comentarios o escritos anteriores se le puede vincular con tales tendencias que van contra la naturaleza humana.

A su vez, el economista Nicolas Cachanosky publicó el pasado 2 de diciembre El libre mercado y la crítica del papa Francisco… un análisis lleno de evidencias sobre las diferencias entre los países más libres y los menos libres, precisamente para revisar algunos de los comentarios del papa Francisco, opiniones que son las de muchas personas que no han profundizado en sus aseveraciones.

Nicolás compara datos ingresados de grupos de países más libres con los menos libres. Estos datos pueden verse tanto del Fraser Institute, en Canadá como el Heritage Foundation con The Wall Street Journal en Estados Unidos, quienes construyen un índice de la Libertad Económica en la que se aprecia que los países mejor clasificados son los más ricos y los que tienen mayor libertad económica y respeto por los derechos individuales, mientras que los más pobres son aquellos que optaron por el socialismo y el intervencionismo estatal con irrespeto a los derechos individuales.

Pero lo que más asombrará a los críticos del mercado libre es que la desiguladad existe siempre en todos los grupos de países, los más libres y los menos libres, pero es menor en los más libres si lo medimos usando el coeficiente de Gini, “que mide la distribución del ingreso de toda la población. Una distribución perfectamente equitativa da como resultado un Coeficiente de Gini de 0, y una distribución perfectamente inequitativa da como resultado un valor de 100”.

La comparación del coeficiente de Gini entre el 25% de países más y menos libres dio un resultado de 43 para el primer grupo de países y 25 para el segundo. El resultado no sorprende a quienes defendemos la libertad; en promedio, las economías más libres poseen una mejor distribución del ingreso. “El argumento que las economías libres sufren de mayor desigualdad del ingreso es un mito construido sobre el error de observar unos pocos países y no la totalidad de la muestra”.

Además, hay mayores ingresos reales, más creación de oportunidades y mayor movilidad social en los países más libres. Los más pobres abandonan la pobreza más rápidamente en países más libres.

Entonces, ¿qué importa si los ricos se vuelven más ricos si los pobres mejoran aún más su nivel de vida? Y es que, además, más importante que fijarse en el tema de las desigualdades en un mercado libre, donde rige un Estado de Derecho y existe igualdad ante la ley, el resultado será un mayor nivel de vida para todos, especialmente para los menos afortunados.

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)