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México: La pensión universal, una propuesta populista muy peligrosa – por Godofredo Rivera

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Para crecer más, se debe invertir más, y el peor enemigo de la inversión privada es subir impuestos para apoyar cualquier proyecto socialista.

En una reciente entrevista a Luis Videgaray, el hombre de más confianza de Peña Nieto, se dejan entrever algunos puntos muy preocupantes en materia fiscal.

Videgaray confirma que el nuevo gobierno buscará hacer realidad el punto más peligroso e insostenible de una de las promesas de campaña de Peña Nieto, el de pensión universal para todos después de los 65 años.

Según Videgaray, basta con hacer una sólida reforma fiscal para poder llevar a cabo el proyecto en donde cada mexicano pueda tener derecho a una jubilación. ¿De qué monto? “Dependerá del alza impositiva que se acuerde en el Congreso”, concluye Videgaray.

Llama la atención que un economista supuestamente competente (con un doctorado en el MIT), piense de manera tan superficial en materia de pensiones y de incentivos en materia de esfuerzo laboral.

Al lector y al Dr. Videgaray les recuerdo lo siguiente, usando datos que son públicos y que pueden consultarse por ejemplo, en INEGI y Hacienda:

Entre 1995 y el 2007 se reformaron los sistemas de retiro en México tanto en el sector privado como en el público (reformas de retiro del IMSS y del ISSSTE). Se transitó de un esquema de retiro de reparto a uno de contribuciones definidas y cuentas individuales administrado por las AFORES y el PENSIONISSSTE (para el caso del sector público).

Lo anterior sin lugar a dudas liberó al Estado mexicano de una carga financiera tremenda, pero no solucionó varios problemas de fondo. Para empezar, toda transición de sistemas de retiro implica costos que son asumidos por el Estado (ejemplo, bono de transición del ISSSTE y pensión mínima garantizada). Pero lo más grave, hay toda una serie de sistemas de retiro paralelos que representan una bomba de tiempo si no se reforman.

Nos referimos a las pensiones de los grandes organismos y empresas bajo control estatal presupuestario directo: Petróleos Mexicanos (PEMEX), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la extinta Luz y Fuerza del Centro (LFC), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y los sistemas estatales entre los más importantes.

Ello significa una enorme presión sobre las finanzas públicas federales y estatales; desde el punto de vista actuarial el pasivo laboral es financieramente inviable y si además se considera que estos esquemas no están propia y suficientemente fondeados (el pago de las pensiones actuales se obtiene de recursos corrientes o de endeudamiento), el problema se agrava.

Según estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en el 2017, el gasto para las pensiones que eroga el gobierno federal representará 3.3% del Producto Interno Bruto (PIB). En el caso de las obligaciones del IMSS su déficit financiero para el periodo 2011-2050 representa el 13.4% del PIB. Sin embargo, estudios recientes estiman que el pasivo laboral de las pensiones públicas supera el 104% del producto nacional. El caso es sin duda grave.

Y lo peor, el sistema privado de pensiones aún trae problemas. Aunque los rendimientos son en promedio positivos, las contribuciones de los trabajadores son insuficientes para garantizar que, al momento del retiro, un jubilado reciba entre 60 y 70 por ciento de su sueldo, como se calculó originalmente. Sin lugar a dudas hay problemas de subestimación de los salarios y una clara ausencia de cultura financiera de las personas para prever su retiro. Por supuesto, lo peor sería regresar al control estatal de las pensiones, ese que está por quebrar a Europa, lo que sí es evidente es que el sistema necesita de mayores incentivos para ahorrar para el retiro. Nuestro punto es que aún en el sistema reformado de pensiones no todo es “miel sobre hojuelas”. Y piensan ya en un sistema universal de retiro, quieren volar sin aprender a caminar.

Dice Videgaray, “es necesario que por ejemplo, alguien que trabaja varios años en el campo pueda tener derecho a una pensión digna” ¿De qué quiere su nieve de limón Dr. Videgaray? Si a eso vamos, no tomaría en cuenta sólo a las personas que trabajan en el campo, también incluiría a quienes trabajan en el enorme sector informal de la economía.

Lo digo más claro. Los trabajadores informales no contribuyen al financiamiento de las pensiones actuales, pero sí podrían ser una carga en algunos años, lo anterior si consideramos que el gobierno recién electo tiene entre sus propuestas implementar un esquema de seguridad social universal independientemente de la condición laboral del beneficiario, y que incluye una pensión a partir de los 65 años. El camino al infierno está lleno siempre de buenas intenciones.

Se requiere profundizar en el perfeccionamiento de los sistemas de pensiones reformados, no inventar el hilo negro y menos con una propuesta totalmente inviable en términos financieros.

Es ridículo querer tener un sistema de pensiones al estilo europeo, que estamos viendo cómo se cae a pedazos. Y lo peor, querer aspirar a un esquema socialista de retiro universal implica subir de manera vertiginosa los impuestos (ISR e IVA, más otros impuestos estatales), en un país que no ha transitado por las espectaculares tasas de crecimiento económico por el que atravesó, por ejemplo, Escandinavia antes de ser una zona desarrollada en materia económica y social.

A México le urgen reformas estructurales, como la fiscal, pero ello debe basarse en aumentar el número de contribuyentes, en generalizar el IVA y bajar el ISR (o desaparecerlo y dejar sólo al IETU). Para el país es clave aumentar la inversión privada y ello no pasa por aumentar los impuestos. Subir ISR e IVA para crear un sistema de pensión universal sólo llevará al país nuevamente a tener nuevamente una mega crisis de deuda como en los años ochentas.

Para crecer más, se debe invertir más, y el peor enemigo de la inversión privada es subir impuestos para apoyar cualquier proyecto socialista.

Finalmente, está el terreno de los incentivos y me extraña que Videgaray los pase por alto. Si mañana me jubilan, ¿para qué trabajo hoy?, si mañana me garantizan “una vejez digna”, ¿para qué acumulo capital físico e intelectual de joven? Que lo hagan otros por mí.

Hace décadas, cuando en la Argentina no había un sistema formal de pensiones, los ciudadanos tenían el incentivo de pensar en su vejez y ello se traducía no en la decisión de tener hijos para ser mantenidos (lo que es mediocre para la prosperidad), sino en acumular bienes materiales, a ahorrar más (en tiempos en que el banco central argentino no se dedicaba a destruir la moneda) y así vivir de las rentas creadas de joven para cuando llegaba la tercera edad.

Lo he dicho más de una vez, ¿quién se opone a que haya más educación, salud o pensiones dignas para todos? Yo no. El asunto está en los incentivos. Si es el Estado el que se hará cargo de todo, sólo nos endeudará, impartirá muy mal los “servicios públicos” y hará que los ciudadanos tengamos mentalidad eterna de niños. Ello sólo lleva a la quiebra, como sucedió con el colapso soviético y de los países satélites socialistas.

Si quiero vivir mejor en el futuro ello depende mi, y sólo de mí, no del Estado que me mal proveerá de la cuna a la tumba, y lo peor, a costa de minar el bolsillo de los más productivos.

Por fortuna Peña no tiene mayoría en el Congreso y me parece difícil que su propuesta socialista de pensión universal pase. Dado que los payasos del PRD siguen haciendo el ridículo con sus “pruebas científicas” de que les robaron las elecciones, ni los tomo en cuenta como seria oposición al alza de impuestos. El lastre izquierdista seguro seguirá por el camino de la no cooperación, su apuesta es la planificación central y ello, ya lo sabemos, sólo nos lleva a la miseria.

Sólo esperamos que el PAN se comporte de manera responsable y coopere para realizar las reformas estructurales que México necesita (cuidado con la pensión universal y la peligrosa propuesta impositiva que ello conlleva), pero sin que ello implique subir impuestos o inventar más cargas tributarias para los contribuyentes.

Fuente: Asuntos Capitales (México)

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