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Mexico

México: Lucha contra la pobreza: ¡¡Ay, mis hijos!! – por Fernando Amerlinck

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Así grita desconsoladamente la Llorona. Quién sabe en qué siglo perdió a sus hijos, pero se sigue lamentando. Y sigue vivo el mito de la Llorona, porque en México lo único con garantía de vida inmortal son los mitos.

Ya Octavio Paz se ocupó del vivo, encarnado mito de la orfandad del mexicano, privado de su madre por el conquistador; pero no leía yo El Laberinto de la Soledad cuando casi me despertó el preoscuro espectro de la Llorona, mujer que vive en un purgatorio anímico junto con la Conquista y la Malinche (de algún psicológico modo, la Malinche y la Llorona tienen como hijos a esos mexicanos huérfanos).

Sólo una pesadilla con la Llorona me faltaba. Y al conversar con ella —así fuese en la voluble liviandad del sueño— quise entender de qué se condolía la plañidera madre. Platicamos más o menos así:

Ll: ¡Ay, mis hijos! ¡Ay de mí, madre doliente! ¡Jamás serán felices, nunca los veré creciditos!

Yo: ¿Y cómo, pobre mujer, si no les interesa ser adultos ni quieren crecer?

Ll: ¿Pero por qué los insultas así de feo, tú que ni madre eres?

Yo: No soy madre pero tengo hijos, mujer, y la verdad no insulta, aunque te incomode. ¿Por qué esperan tus hijos que el gobierno los rescate del hambre y la pobreza? ¿Dónde queda su responsabilidad individual, su esfuerzo, su dignidad, si todo lo esperan del gobierno?

Ll: ¡Ah, canijo neoliberal! ¡Contigo no se puede hablar!

Yo: Vaya, y hablando de insultos… Fíjate hoy cómo defienden como su salvador benefactor a eso que llaman “el Estado” y exigen preservar intacto su poder.

Ll: ¿No te digo? ¡Eres de los traidores que quieren privatizar Pémex! ¡Cretino, canalla de mente débil!

Yo: ¡Y dale con los insultos! Ve en las calles las masas de ilusos engrillados por los líderes y sus privilegios, su demagogia y sus partidos, sus conquistas irrenunciables y sus monopolios. ¡Ay, tus hijos, ingenuos que creen que el gobierno gobierna para su bien!

Ll: ¿Pero cómo puedes decir algo así? ¿En qué estás pensando?

Yo: Llorona, eres vieja y viste cómo la Corona se reservaba bienes públicos (ahora se dice “la Nación”). Dime cuándo el Poder ha reducido voluntariamente su poder; dime cuándo les ha alcanzado el dinero de deudas e impuestos, y cuándo cualquier gobierno de cualquier partido o geometría ha logrado acabar con el hambre y la pobreza. Dime.

Ll: Bueno, siempre hay razones y la principal son los vendepatrias como tú, los conservadores, los privatizadores, los…

Yo: ¡Para el carro, mujer, que sí sabes de lo que hablo! ¿Por qué dicen que contratar a riesgo con empresas es privatizar, si quien firma los contratos es el dueño de la riqueza, y les das derecho a ganar, pero también a perder? ¿O crees que la empresa privada siempre gana y no pierde nunca? Bien se ve que nunca has sufrido para pagar una nómina. ¿Está privatizado Pémex si las gasolinerías son privadas y los transportes también? ¿Dónde está tu lógica?

Ll: Lo que pasa es que no eres solidario. ¡Gandalla que no quieres sacrificarte por tu país!

Yo: No, mujer, la auténtica solidaridad es libre, como el amor y el patriotismo. Y si quieres sacrificarme tú, no me dejo. ¿Por qué no se sacrifican los gobernantes y diputados, sus sindicatos y sus monopolios, si se dicen “servidores públicos”? No: debo pagarles su cuenta mientras denuncian la corrupción en que chapotean porque ellos creen que valen más que yo.

Ll: ¡Ay, hijos míos! ¡Ay de ustedes si caen víctimas de la derecha y del tipo este!

Yo: ¡Cuál derecha ni qué geometrías! Quieres que tus hijos maduren pero van derrotados cuando exigen al gobierno que no les evalúe; que salgan de la pobreza pero luego de dar el dinero al gobierno; y son tan demócratas que quieren darle más poder al poder único, absoluto y soberano, en lo petrolero y en todo lo demás. ¿Quién te entiende? ¡Ay de los borregos y zombis que bloquean calles y ceden su dignidad a un redentor que les vacía sus conciencias!

¡¡¡Aaaaayyyy mis hijos!!! gritó despavorida al huir. Me desperté sabiendo que esas “razones” vienen de un tiempo antiquísimo, mitológico y profundo, virreinal y autoritario.

Siglos de servidumbre voluntaria: esperar todo de la Providencia divina, hoy gubernamental. Siglos de no querer ser adultos. Siglos sin noción de libertad individual pero sí de que el gobierno me tiene que dar y dar. Empacada en el cerebro una bienintencionada doctrina políticamente correcta vía púlpitos, textos gratuitos, cátedras universitarias, programas de radio, discursos, declaraciones de principios, doctrinas partidarias: sólo el Estado puede hacer cosas patrióticas. El Estado (el gobierno) ES la Patria. ES la Nación, no los nacionales. El individuo vale menos que el “servidor público”; el poder público se constituye para beneficio del pueblo, declara la misma Constitución donde dice que Pémex no es monopolio.

Yo que veo espectros nocturnales y paso noches de claro en claro y días de turbio en turbio, temo que se me seque el cerebro y venga yo a perder el juicio (por si alguna vez he ganado el juicio…) ¿O ya lo habré perdido, si me asombra lo que veo en mi país?

El mexicano, bien dijo Ikram Antaki, no quiere crecer. Sólo por atavismos antiquísimos, a gente inteligente se le llena la boca al hablar del Estado y la escandaliza que alguien se asocie con un monopolio. Lo dijo Mussolini: “El pueblo es el cuerpo del Estado, y el Estado es el espíritu del pueblo. En la doctrina fascista el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.”

¿No subyace un fascismo colectivista en quienes se indignan por que participe el sector productivo en un negocio que nos pertenece a todos, no al gobierno? ¿No es la democracia para evitar el exceso de poder y sus inevitables abusos? ¿Por qué, pero por qué se hacen llamar demócratas si no critican la concentración de poder en un monopolio, y quieren que concentre aún más poder y más dinero?

No, de plano no los entiendo. ¿Habré perdido el juicio?

Fuente: Asuntos Capitales (México)

Escuche la cancion que Lila Downs le dedico al mito de La Llorona:

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