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México: ¿Alternancia en Sonora y Sinaloa? – por Ricardo Valenzuela

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Durante muchos años los estados de Sonora y Sinaloa libraron una galante batalla para lograr la alternancia en el poder para, de esa forma, terminar con dictaduras perfectas estatales y revolucionarias, hasta que finalmente lo lograron. Pero ¿realmente lo han logrado? ¿Lo han logrado con políticos adulterados? ¿Con políticos que esconden su verdadera etiqueta para penetrar el castillo de naipes de la burocracia?

Hace algún tiempo Pablo Hiriart, Director de un prestigiado diario del DF, publicaba un artículo en el que hacía una dramática exposición de cómo el Estado de Sonora, después de haber sido el ejemplo del norte de México, ha caído en la mediocridad no únicamente en cuanto a su anémico desarrollo económico, sino en actitud de su gente que siempre se habían identificado como los feroces rancheros que combatieron a los apaches, los bárbaros del norte que hicieron la revolución para luego establecer la hegemonía sonorense, hasta ahora ser identificados como los “llorones” del norte, los agachados ciudadanos que cabrestean con el sistema.

Aparecía luego otra publicación de un conocido analista en la columna huésped de El Imparcial, en el cual hacía una serie de arengas a los yaquis para que continuaran su lucha contra el gobierno que no les paga mejores precios por sus cosechas. Terminaba haciendo una agresiva crítica de cómo el país ha sido entregado a los intereses internacionales, al permitir que productos agrícolas extranjeros sean importados a nuestro país. Y finalmente, de cómo el “gobiernos” ha dejado al campo sin apoyos motivo por el cual, la agricultura de Sonora, otrora el orgullo de México, se hunde en la desesperación.

Pero este escenario se puede aplicar también a otro ex titán del norte; Sinaloa. Tal vez porque originalmente éramos una sola región de la Nueva España, Sonora y Sinaloa son tan similares.

Estos dos acontecimientos nos deban de dar gran luz para entender la abismal diferencia de Sonora y Sinaloa, con el resto los estados del norte del país. El Artículo del Sr. Hiriat hace una muy clara exposición del declive del estado de Sonora desde su agricultura, ganadería, pesca, minería hasta fotografiarlo como la decadencia del norte. Pero lo más triste de este escrito, es la reacción de los sonorenses que fueron entrevistados para el reportaje; todos en coro culpan nuestros fracasos a la falta de apoyo del gobierno. Y todavía más triste, a la muerte de Colosio, es decir, nos hacían viudas de Colosio. En ningún momento ninguno de los entrevistados asumió responsabilidad alguna, ni personal, ni en conjunto como sociedad civil.

El artículo de del citado analista es muy significativo porque es la actitud general del sonorense, ergo el sinaloense. Sonora es productor de granos— ¿pero a costa de qué? Desde tiempos inmemoriales nos acostumbraron al paraguas del gobierno. El gobierno nos decía que sembrar; cuándo, cuánto sembrar; cuánta agua nos darían; a como nos venderían los fertilizantes, la semilla, a que tipo nos prestaría el FIRA y, sobre todo, a qué precio nos comprarían. Si el precio internacional era más bajo, no importaba, el gobierno nos pagaría mejor sin entender que ese dinero del sobreprecio no es del gobierno, es de todos los mexicanos. O sea, si a los agricultores de Sonora se les pagaba un precio artificial, el gobierno tiene que expropiar ese dinero a otros mexicanos; o más grave, echar andar la máquina del Banco de México para arruinar todo el país. En la agricultura de México, jamás se conoció el concepto “mercado.”

Pero cómo afirmaba Milton Friedman, “there is not free lunch,” en economía no hay comida gratis. Lo que el gobierno me da a mí, se lo está quitando a alguien más. Ahora, si el precio internacional del trigo es más bajo que él de los agricultores de Sonora o Sinaloa, ¿por qué no lo vamos a importar? ¿Por qué el consumidor debería que pagar precios más altos? Si el agricultor de Sonora o Sinaloa no puede producir a precios de competencia, pues lo sentimos mucho pero se tiene que dedicar a otra cosa. Aquí no soy yo el que habla, es el nuevo mercado cibernético, virtual, y sin barreras.

Es la economía del Siglo XXI y si no lo entendemos así, seremos desplazados. Tenemos que entender que los gobiernos ya no tendrán control alguno de los acontecimientos sucedidos en los mercados, es simplemente la oferta y demanda cibernética, internacional, sin fronteras ni barreras. Es la nueva competencia mundial sin papá gobierno que nos defienda y nos proteja. Parece ser que en  Sonora y Sinaloa no hemos entendido algunas cosas fundamentales de este nuevo escenario virtual que ya vivimos. Los éxitos y los fracasos de los mexicanos ya no van a depender del gobierno—particularmente los éxitos.

La clase de gobierno que proporcionaba pan para todas las bocas, trabajo para todas las manos, capital para todos los proyectos, medicina para nuestras heridas, consuelo para el que sufría, consejo para los desorientados, distracción para los aburridos, leche para los niños, vino para los ancianos. Que se convertía en la agencia que proveía para todas nuestras necesidades, adivinaba nuestros deseos, corregía nuestros errores; y de esa forma nos evitaba la desagradable tarea de ejercer prudencia, juicio, frugalidad, orden, trabajo, y responsabilidad. Ese gobierno, está muriendo por más que Peña lo quiera revivir.

Mientras los sonorenses y sinaloenses culpan a la falta de apoyo del gobierno, a la muerte de Colosio, a la derrota de Vizcarra, a los gringos etc, por el vergonzoso declive de nuestros estados, en Baja California, Chihuahua, Nuevo León, sus hombres se baten frente a frente en este nuevo escenario virtual habiendo entendido perfectamente el retiro total del estado de los campos que por tantos años invadió—y no solo lo entienden, le dan la bienvenida. Mientras Sonora y Sinaloa se convierten en los patitos feos del norte, Baja California se consolida como el estado del futuro en México. Chihuahua reporta el parque industrial más grande del mundo. Monterrey es identificada por una prestigiada revista americana como una de las ciudades del futuro “mundial.”

Mientras Sonora y Sinaloa sigan sumidos bajo el control político de un grupo muy particular de revolucionarios (ahora disfrazado de Panistas) y su casta de empresarios estatistas, en Baja California, Chihuahua y Nuevo León se ha iniciado la verdadera alternancia. En dichos estados realmente se ha presentado una verdadera competencia política que ha obligado a los partidos a jugar sus mejores cartas y, sobre todo, a respetar la oposición. Pero, por estos otros motivos, Sonora y Sinaloa ni siquiera con gobernadores alterados pueden evitar caer en los mismos vicios de siempre pues, al quitar la etiqueta del embase, el contenido nos sabe al mismo amargo vinagre revolucionario.

Fuente: Asuntos Capitales (México)

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