Se confirmó lo que ya muchos sabíamos: varias de las acusaciones que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) ha hecho en el pasado se han basado en rumores y especulaciones. Poco a poco se caen los últimos vestigios de credibilidad que la comisión pudiese todavía tener entre algunos pocos ingenuos. ¿Será suficiente para que empiecen a empacar sus maletas? A diferencia de los años recientes, las acusaciones contra la comisión no vienen de quienes nos hemos opuesto a sus abusos y desatinos, sino del seno de la misma.

Fue el nuevo comisionado quien, en un desliz de sinceridad a la que no nos tenían acostumbrados sus antecesores, lo afirmó la semana pasada.

Como después trató de desmentir sus declaraciones, las transcribo aquí según las publicó Prensa Libre el sábado 12 de octubre: “Sin tener una prueba real de las actividades delictivas que pudieran ser atribuidas a los jueces. Entiendo que este informe de los ‘Jueces de la Impunidad’ ha generado contradicciones porque en muchos de los casos se actuó por rumores e informaciones no verificadas y de difícil verificación”. El diario las cita entre comillas, lo que implica que es una cita literal.

Ante el escándalo que se generó por sus declaraciones, el domingo el comisionado publicó un comunicado en el que no solo trata de negar sus declaraciones, sino que además les echa la culpa del escándalo a los medios de comunicación. Veamos:

“Lamento la generalización que algunos medios hicieron de mis recientes declaraciones: Mi opinión, repito, sobre algunos señalamientos del pasado realizados contra jueces, es que pudieron haberse basado en rumores. Sin embargo, no aludía con ello al informe “jueces de la impunidad”, el cual se apoyó en un estudio detallado de numerosas decisiones judiciales que han favorecido a la impunidad en el país, y cuya valoración para determinar eventuales consecuencias penales corresponde a la Corte Suprema de Justicia”.

Definitivamente, el nuevo comisionado inició su vida mediática al frente de la institución con el pie izquierdo. El problema no fueron sus declaraciones, sino que después tratara de desmentirlas, cuando habían quedado registradas y circularon como fuego en sequía por las redes sociales. A ello hay que agregar la acusación a los medios de comunicación de crear una tormenta en un vaso de agua.

La tormenta y el escándalo no los crearon los medios de comunicación, señor comisionado. Los crearon sus antecesores, al arruinar la vida y reputación de muchas personas acusándolas sin pruebas y, como usted mismo lo dijo, basados muchas veces en “rumores e informaciones no verificadas”.

Si algún reclamo debiera usted hacer, no es a los medios de comunicación, sino a sus antecesores, que con acciones como las por usted descubiertas —que son de las menos graves, debo acotar— arruinaron no solo la reputación de la comisión, sino que se pasearon en la poca institucionalidad que había en el sistema de justicia. Si quiere que su gestión no acabe como la de sus antecesores, bien haría en no tratar de tapar el sol con el dedo y mejor dedicarse a corregir sus desmanes.

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)