El pasado viernes 19 de julio se inauguraron los trabajos de construcción de la planta de cemento San Gabriel en San Juan Sacatepéquez. Para los vecinos de la planta y para Guatemala esta ha sido una excelente noticia puesto que, a pesar de haber ido cuesta arriba y del enorme riesgo político y empresarial, los inversionistas apostaron por llevar a cabo esta enorme inversión.

Y digo que a pesar de todo porque en nuestra Guatemala hay un ataque sistemático de ciertas agrupaciones contra cualquiera que quiere emprender un gran proyecto. Invertir en este país supone no solo el riesgo empresarial propio de cada negocio y que es asumido por el inversionista, sino además hay un riesgo de país que tiene un componente político debido a un débil Estado de derecho.

La consigna de muchos de los grupos que se oponen a nuevas inversiones pareciera ser que “no te molesto a cambio de…”. Por eso es que se les ha tildado de “acarreados” a quienes bloquean carreteras y aparentemente se oponen a ciertos proyectos. Es decir, si no me pagan, no voy. Simple y sencillamente no hay un convencimiento genuino por defender algún principio, sino que estas protestas se dan cuando hay dinero de por medio. Tal es el caso de la ausencia de manifestantes del Comité de Unidad Campesina (CUC). No se presentaron a manifestar porque no les habían pagado en otra manifestación a la que habían asistido hacía dos semanas.

Contrasta la actitud de estos grupos con la de los vecinos de la cementara, que están encantados con la nueva planta. Y es que el proyecto San Gabriel implica una inversión de las más grandes que se han dado en Guatemala y en Centroamérica en la historia de nuestro país, $.720 millones. La planta, la más grande de su tipo en Centroamérica, espera comenzar a operar en 2017 y su capacidad de producción será de 6,400 toneladas de cemento al día.

Durante los próximos 3 años, la planta generará 2 mil empleos, y luego, cuando esté finalizada se necesitarán 400 empleos permanentes para su funcionamiento. Aparte de esto, el país contará con una gran generación de empleos indirectos y, sobre todo, con una abundante producción de cemento que es tan necesario para la construcción de infraestructura del país, como lo son carreteras, puentes, etc… además de todo tipo de construcción necesario para otras actividades productivas y vivienda.

¿Por qué es tan importante la inversión de capital en nuestro país? Porque es la única forma de creación de riqueza y mejora del nivel de vida de los guatemaltecos. Cada vez que se crea una fábrica o empresa se generan empleos permanentes directos e indirectos, productos y servicios que incrementan la oferta presionando por mejores precios para el consumidor final, y se da una presión por el incremento real de salarios, es decir, del nivel de vida de todos en el país. La riqueza no se crea por decreto, sino por el mayor capital invertido per cápita. Por esto, los países desarrollados tienen mejor nivel de vida que los países pobres, como Guatemala, ya que tienen más capital acumulado desde hace mucho tiempo.

Cada vez que hay una inversión, sea grande o pequeña, es para celebrarlo, porque significa mejores condiciones de vida para todos. Una buena inversión hace mucho más que cualquier programa social en beneficio de los más pobres. Si en verdad los gobiernos entendieran esto, harían todo lo posible en mantener las condiciones que atraen capitales locales y extranjeros. Mis felicitaciones y agradecimiento a quienes siguen invirtiendo y creando riqueza creyendo que Guatemala puede salir adelante y ser un mejor país.

Fuente: Centro de Estudios Económico Sociales (Guatemala)