Inicio esta docena de artículos reconociendo que Wilhelm Röpke hizo un aporte de incalculable valor a la humanidad en 1937 cuando publicó en Viena “Die Lehre von Wirtschaft”. Era un economista con altísimo sentido por la teoría, brillante observador de la conducta humana, y apasionado por el mercado libre, pero como resultado de las decisiones de individuos libres.

Como muchos hoy, Röpke fue inicialmente anticapitalista, y miraba en el Socialismo la única vía posible para un mundo mejor. Fueron las lecturas de los trabajos de L. v. Mises los que le provocaron ese cambio de 180 grados que algunos hemos experimentado.

Fue uno de los primeros profesores universitarios que con vehemencia se opuso a los Nazis y por eso fue expulsado de su cátedra. Guardando las distancias, por supuesto, pero parece que de ese modelo de socialismo academicista y opresor no han salido en la Usac, o tal vez no se han enterado que el Socialismo fracasó, y por eso condenan a cualquier profesor que no profese la letanía Socialista.

En su libro titulado La Teoría de la Economía (Unión Editorial. 5ta. Edición), Röpke inicia con un título muy sugerente explicando “El Problema” económico como la “Anarquía Ordenada”. Es, en realidad, y como diríamos en Guatemala, “un pencazo, una cachetada, un morongazo”, a tanto político mula que pulula hoy y quiere formar parte de nuestro futuro menú de candidatos, pero que no tiene la más peregrina idea de qué es Economía.

Pero igual, esa realidad no me detiene en mi intento por transmitir un par de ideas de Röpke. De hecho, el autor explica claramente que “ese proceso —de anarquía ordenada— de creación de bienes y satisfacción de necesidades se ha convertido hoy en regla general para la humanidad. Se basa en un principio que a todos es familiar con el nombre de división del trabajo, la cual supone, sin embargo, una coordinación armónica de todas las partes dispersas del proceso…”.

Pregunta Röpke “¿quién vela por la coordinación, y por tanto, por el curso ordenado del proceso?” Y el mismo responde con un rotundo “NADIE”.

“No hay ningún dictador que abarcando el conjunto con la mirada, destine los hombres a las distintas ocupaciones, que prescriba qué deba producirse y cuánto deba producirse y llevarse diariamente al mercado de cada mercancía… en el mundo `capitalista` subsiste el principio de que los hombres siguen su propio criterio en todas las decisiones económicas (producción, consumo, ahorro, compra y venta). Así pues, a una extraordinaria diferenciación del proceso económico se contrapone la falta de una dirección central, deliberada y metódica, de ese engranaje tremendamente complicado”.

Esa “anarquía ordenada” es la que los políticos o no entienden, o entendiendo no quieren entender, o fingen demencia sabiendo que si respetan el proceso de mercado libre con la base de ciudadanos libres, entonces no obtendrán beneficio alguno vía la “corrupción” que genera su ingenuo “control” de mercados, y que sólo sirve para chingarle la vida a la gente honrada.

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)