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Guatemala

Guatemala: De Marta Yolanda, Espada y Nineth – por Karen Cancinos

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Hay momentos en que me entran ganas de declararme anarquista, pero mi tradición liberal clásica pesa más.

Marta Yolanda Díaz-Durán no necesita que yo la defienda, pero escribo estas líneas para expresarle mi apoyo irrestricto y público, pues eso de la solidaridad no es privativo del eslogan absurdo del gobiernillo de turno, cuyo vicepresidente, asustado como estará, la ha emprendido contra una mujer de quien se podrán decir muchas cosas, pero a la que nadie podrá tachar jamás de cobarde o acomodaticia.

Así que, MY, amiga en lo personal, colega en lo profesional, y adversaria en discusiones sobre objetivismo randiano —tú, promotora; yo, desertora—, sabe que todo este asunto, si bien molesto pero del que saldrás más beneficiada que perjudicada, servirá para afianzar la libertad de expresión, la más fundamental en lo que a convivencia social se refiere. Rafael Espada… bueno, desde hace mucho se encargó de hacernos saber que de caballero y estadista, nada. Al pobrecito, el poder tropical y tercermundista lo volvió un segundón energúmeno, casi desde el principio.

El tiempo pasa rápido, la UNE va fuera en dos años, y a ti, MY, te aguardan décadas de seguir incomodando a los zánganos del poder público, cosa que te entusiasma (si lo sabré yo), mientras que al otrora médico metido a político, lo espera un panorama más bien gris: una jubilación mediocre. ¿Imaginas algo más anodino que la perspectiva de sentarse a tomar café con un montón de medianías intelectuales y morales que se dedicarán a suspirar por sus diez minutos, o sus cuatro años, de fama? Buen Dios, qué soporífero. Yo paso. Tú también, y eso aunque te suscite algún resquemor la alusión a Dios, pues en los últimos años te has vuelto una descreída. No es reproche MY, que no me corresponde hacértelos, sino más bien un tema de conversación que te propongo para las animadas mesas de debate con nuestros amigos.

Mientras podemos organizar tal discusión, ¡ánimo, y duro con los remolones que viven de sus conciudadanos! “Encima de la picardía, la osadía” decía mi abuelita, con la sabiduría de la gente de antes: los politiqueros no solo tienen vocación parasitaria sino además pretenden presentarla como virtud, corona y aureola. De veras que hay momentos en que me entran tremendas ganas de declararme anarquista, pero mi tradición liberal clásica pesa más. Eso me lleva a la siguiente reflexión.

nineth Nineth para Presidenta. Un colega columnista, Álvaro Velásquez, ha dedicado ya dos entregas a explorar la posibilidad de considerar a Nineth Montenegro como presidenciable. En la segunda de ellas plantea los cuatro puntos en los que, según él y luego de tener una conversación con la hoy diputada, estaría basada su propuesta política: un gabinete plural, una bancada profesional y ética, una agenda social compartida y un presupuesto público balanceado.

Todo muy razonable, si lo tomo como lo explica Velásquez, un académico genuino que tiene el raro don de hacerse entender. Debo anotar, sin embargo, que me pareció excesivo eso de “Gobierno de Salvación Nacional”. No sé si así le llama Nineth a su propuesta: no resulta propio de ella, pues a mi juicio la señora, entre sus virtudes —que las tiene— puede incluir la modestia.

En fin, me parece una propuesta sensata, de buena fe y debatible. La celebro.

Fuente: Siglo XXI

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