Uno puede estar en profundo desacuerdo con el Presidente, pero, como Jefe de Estado merece todo el respeto posible y concebible. Eso significa, por ejemplo, que quienes votaron por él y luego se sintieron traicionados están obligados a mostrar respeto. Por ende, quienes no votaron por él y ahora se sienten más santistas que Santos, felizmente representados y gobernados, también deben exhibir en todo momento y lugar no solo respeto sino la debida consideración.

Con mayor razón, quienes -como las Farc-, vieron en él la continuidad de una política de seguridad recia y firme destinada a lograr su rendición, pero, luego, se toparon con una verdadera mina de oro, están absolutamente obligados a guardar respeto.

En efecto, no hay derecho a que nadie, y menos las Farc, le llamen “Pinocho” al Primer Mandatario sólo porque de repente descubrió que los insurgentes son los grandes despojadores de la tierra en este país y se le escapó en su discurso del otro día en San Vicente del Caguán. ¿Cómo se les ocurre llamarle de tal modo al Presidente después de todos los esfuerzos que ha hecho por concederles el estatus de interlocutor político válido sin necesidad de dejar de secuestrar, narcotraficar, reclutar niños, sembrar minas y atentar a diario contra la población civil?

¿Cómo pueden llegar a semejante atrevimiento después de que él ha sometido a su juicio el modelo de desarrollo rural de este país erigiéndolos así en auténticos refundadores del Estado?

¿Cómo pueden incurrir en tal despropósito cuando él, mordiéndose las uñas, ya les amplió los términos de la negociación pasando de 12 a 15 meses y ha puesto su propia reelección en manos de una camarilla subversiva suplicándoles con denuedo que le firmen un acuerdo, aunque sólo sea preliminar, antes de Semana Santa? Pero es que ¿dónde van a encontrar a otro gobernante que so pretexto de que resulta más rentable “negociar en medio del conflicto” les admita, con venerable paciencia, toda suerte de vejámenes y agravios?

¿A quién se le ocurriría llamarle de tal modo al Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de este país después de haber dado la orden de desalojar a las Fuerza Militares de las cabeceras municipales abriéndoles la puerta del control social a los milicianos de las Farc ?

¿A quién, en definitiva, díganme a quién se le ocurriría a estas alturas llamarle “Pinocho” a Su Excelencia?

Fuente: El Nuevo Siglo (Colombia)