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Colombia

Colombia: Paro cardíaco – por Jorge Romero

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Angustiosos momentos vivimos en Colombia por cuenta de la falta de gobernabilidad y la incapacidad de entablar relación directa con las bases populares. Se han convertido en titular permanente los rimbombantes anuncios de casas gratis y distribución a tutiplén de fajos de billetes de las arcas estatales con los que el Jefe de Estado impulsa candidaturas de sus más allegados peones pero de paso nos recuerda las épocas aciagas de los capos del narcotráfico.

A la agobiante situación de los cafeteros empiezan a sumarse diferentes sectores golpeados por una economía mal manejada. Si bien es cierto que la revaluación golpea nuestra renta, nuestros actuales dirigentes han sido estériles para engendrar medidas que de verdad solucionen los sectores más golpeados. Es necesario recordar hoy la situación del sector panelero y la de la industria azucarera.

La caña de azúcar es uno de los cultivos con mayor presencia en la geografía nacional. Presente en 27 departamentos, genera más de un millón de empleos directos y más de 753.000 indirectos a partir de unas 408.000 hectáreas, sin contar las utilizadas en alcohol carburante. Lógicamente, el sector más herido con la baja de los precios es el de la panela. Las pretensiones de las multinacionales para que el gobierno suprima medidas de política agrícola como el Sistema Andino de Franjas de Precios y el Fondo de Estabilización de Precios del Azúcar, desencadenan innumerables perjuicios para todos quienes dependan del mercado del azúcar.

¿Cómo pedirle a un panelero cultivador de caña que persista en la siembra de estos cultivos y se mantenga estoico ante la tentación de sembrar cultivos ilícitos?

A lo largo de meses, el sector panelero ha enviado sendas cartas con sus preocupaciones al alto Gobierno; la más reciente, del 21 de noviembre pasado, da cuenta de la falta de compromiso con el panelero. En la escueta respuesta, no se propone ningún ambiente de diálogo o de disposición a la ayuda. Las réplicas del gobierno son déspotas y groseras. Mientras tanto, vemos un amargo contraste con la forma como son utilizados los recursos estatales en “actividades personales variopintas”.

Estos ruegos y súplicas del sector panelero, bien pueden sumarse a los paros convocados por numerosos sectores, a los cuales el Presidente de la República seguramente no asistirá. No sería una sorpresa que en los próximos días veamos campesinos cultivadores de caña de azúcar protestando en las principales vías de nuestra geografía, reclamando por algo que traspasa las barreras de lo aritmético y de lo económico. Será la consecuencia de la indolencia de un Presidente que juró sobre la Constitución, defender la dignidad de todos y cada uno de los colombianos sin importar su clase social.

Es por esto que los fajos de billetes y las casas gratis no son la verdadera solución. Los colombianos no son un cálculo político ni el remedio a las taras de infancia de algunos de los exponentes de su llamada clase dirigente.

El corazón de Colombia no soporta más paros. Estas extra sístoles tan frecuentes son anuncio de un mal presagio. Reanimar este corazón nos costará mucho esfuerzo. Es hora de elegir un gobernante que esté a la altura de un verdadero compromiso con Colombia.

Fuente: Revista Posicion (Colombia)

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