Así  de simple como lo resume el titulo de esta columna es el futuro de la paz en Colombia, y no porque lo diga yo o muchísimos colombianos, sino porque el negocio de la guerrilla es el narcotráfico y este está muy distante de desaparecer aun con los vientos de legalización que hoy soplan.

Pablo Escobar está bajo tierra, igual Rodríguez Gacha  y muchos que cayeron en su propia ley, lo que coloca a las Farc y Eln como los súper capos colombianos y mientras el negocio sea lucrativo, ellos estarán en primera fila y no lo van a abandonar, por el contrario la mesa de diálogos en La Habana los legitima y fortalece su gran empresa narcoguerrillera.

El elemento de la droga  no ha estado presente de manera contundente  en otros conflictos como el de El Salvador, donde si se logró desmovilizar a los insurgentes porque precisamente no eran capos de la cocaína, como sucede en Colombia, y es allí donde radica la gran preocupación y complejidad del tema que muy superficialmente está encarando este gobierno en la zona de despeje actual, porque el despeje no es solo territorial sino moral y eso si que golpea al colombiano del montón sin mencionar lo que sufre la tropa de nuestras fuerzas militares.

Si debemos lograr la paz, pero estratégicamente; es por eso que el acorralamiento  que venían padeciendo los criminales capos de la guerrilla debió consolidarse, para concomitantemente dar la estocada final con una política y apoyo mundial del exterminio de la droga como combustible de guerra, con el compromiso real de los países consumidores y el cierre de las narcóticas vías, que por el contrario, hoy, a través de  Venezuela, han logrado una permeabilidad inverosímil; eso hay que cercenarlo de raíz y ojalá con verdadera cooperación que no es precisamente alojando lujosamente como lo hacía “Chávez”  con los capos que el gobierno colombiano, sin importar el desangre sufrido en nuestro país, pasea orondamente en el exterior.Dios guarde a nuestros soldados de la patria, incluso a los utilizados humildes guerrilleros de base que ni en película verán una Harley Davidson  y menos subirse en ella al estilo del capo Iván  Márquez.

Presidente, deje de darle largo a los facinerosos guerrilleros que en su afán de demostrar fuerza bombardean al país ante las cámaras de televisión que también se pasean en la Habana. Hoy venden como el gran logro de acuerdo recuperar para campesinos sin tierra aquella que por décadas muchos han obtenido ilegalmente y actualizar el catastro. Eso es un deber del estado. Desmoralizante situación. Observe Presidente, que no es cuestión de encuestas, es de vidas y estabilidad nacional. Por favor, párese de esa burlesca mesa, no coloque en manos de esos capos criminales incluso la vida de su propio hijo que orgullosamente ostenta la dignidad de estar enfilado en las fuerzas militares. Colombia sin vacilar le apoyará esa decisión.

Persígalos, encarcélelos y busquemos verdaderas soluciones de paz basado en el compromiso social con la gente y eso si será una agenda de prosperidad. Mientras usted no culmine, consolide la etapa de seguridad que veníamos presentando; los capos aprovecharán al máximo el oxigeno que les brinda y terminarán arrinconándonos nuevamente. Presidente: ¡pare!.

Fuente: El Universal (Colombia)