Muchas veces he dicho y repetido que los refranes y dichos populares encierran una inteligencia superior. Muchos de ellos son aplicables aun a los temas más serios de la vida cotidiana y de país.

En Colombia, hay un antiuribismo casi que enfermizo, o mejor, enfermizo. Nada se le quiere reconocer al presidente Uribe, pero el pueblo no olvida lo que era Colombia antes y lo que es ahora, después de ocho años de su gobierno. Pueda ser que la sepamos conservar así, después de Uribe.

Se les ocurrió hacer en nuestro país un sondeo, que se ha hecho en varias partes, sobre el personaje más importante de Colombia, con el respaldo de El Espectador. Entiendo que propusieron una lista, en la cual estaba el nombre del expresidente Uribe, y muchos otros personajes vivos. No se limitaron a los que ya nos dejaron.

Para los proponentes de nombres fue un gran error incluir el del exmandatario, por la reacción posterior del diario mencionado. “El bobo no es el que silba, sino el que se voltea a mirarlo”. Otro dicho popular para el que cae y luego se da cuenta.

¿Qué esperaba el antiuribismo? Hablemos sólo de los ya fallecidos. ¿Santander? Se lo merecía, pero no salió ni entre los finalistas. ¿Reyes? Excelente, pero corrió con la misma mala suerte. El agradecimiento de un pueblo, la recordación, lo que estamos viviendo en un país que se veía sin futuro, el progreso en ocho años de gobierno, el acercamiento con su propio pueblo, la franqueza del mandatario y tantas cosas que recibimos de Uribe hizo que la gente le agradeciera, señalándolo como el hombre más importante de toda la historia colombiana.

Es que ya no podemos hablar de la opinión pública cuando se trata de la opinión del periodista que lo dice. Antes, hace unos años, los medios de comunicación tenían tanta influencia que se tomaban el derecho de fabricar la opinión pública.

Ahora la cosa es distinta y no, como dice un medio radial, “los que hacemos la noticia”. El medio se debe limitar a transmitir la noticia y luego analizarla si así lo quiere. Hay que reconocer que El Espectador la transmitió y la comentó con malestar.

El antiuribismo se volvió una enfermedad dañina y perjudicial. Pensaban, seguramente, que era muy contagiosa, pero ya nos dimos cuenta de que ese virus se quedó en unos pocos bastante resentidos y que, a pesar de los grandes esfuerzos por contagiarla, no ha pasado de unos a otros como se pretendía.

El presidente Uribe es el personaje de Colombia, de acuerdo con la opinión sabia de un pueblo agradecido, y serán las dos tazas que se deberán tragar quienes han querido desorientar al pueblo colombiano.

Otra cosa: la clase dirigente de Antioquia, industriales, empresarios, exportadores, importadores, transportadores, gobierno departamental, Proantioquia, medios de comunicación y, aquí también, la opinión pública, nos debemos unir para construir el puerto de Urabá. ¿Para qué esperar a que otros lo hagan si esto nunca sucederá?.

Fuente: El Colombiano (Colombia)