200.000 personas respondieron al llamado del alcalde opositor Jaime Nebot en Guayaquil, quien acusó al presidente Rafael Correa de impulsar “una repulsiva copia del esquema fracasado” del presidente venezolano Hugo Chávez.
En dos acciones acaecidas con una diferencia de pocos días, está retratada la justicia ecuatoriana, en la que nadie cree por tramposa y corrupta, pero a la que los ciudadanos tenemos que someternos, aunque sus designios vengan marcados con el sello indeleble de la infamia.
Mientras Chávez abrazaba el marxismo, sin haber leído siquiera El Capital, el Presidente ecuatoriano celebraba sus 3 años en el poder con un llamado a sus partidarios para la realización de un “pacto de sangre”, advirtiéndoles que nadie más debía abandonar el barco. Inclusive les llegó a decir que podrían permanecer 300 años en el poder, si permanecían unidos.
La historia se repite. Los regímenes totalitarios, basados en la represión y el miedo, el odio y la arbitrariedad, siempre han proclamado su larga duración. La enfiestada ‘revolución ciudadana’, cuya tendencia al atropello, la descalificación y el autoritarismo es incuestionable, no se queda atrás.
La muerte de la señora Natalia Emme luego de ser atropellada por la doctora Borja, esposa del fiscal Pesántez, es un trágico ejemplo de la arrogancia del poder. Esta debe ser la única revolución ciudadana en la que las vidas ciudadanas no tienen valor.
Creer que hoy la democracia se basa en la credibilidad en las instituciones, en la fe limpia en un proyecto, en la adhesión a una esperanza, incluso en el puro carisma de un líder, es una gran ingenuidad.
Ecuador superó a Venezuela en número de transmisiones anuales de cadenas de radio y televisión, indicó el director de la fundación Ethos, Mauricio Rodas, a la BBC. De acuerdo con Rodas, hasta el 30 de diciembre pasado, se registraron en el país 233 cadenas nacionales.
Al cumplirse tres años de aniversario de la revolución ciudadana, es evidente que además de mucho trajinar y suela gastada de zapatos por los interminables gabinetes itinerantes, incansables monólogos y retahíla de autoalabanzas al supuesto cambio de época, el manejo del poder por parte de Alianza País, ha terminado por poner al Gobierno con los nervios de punta.
¡Qué hiciste Correa! Tú eras el hombre. Yo confié en ti. Tuviste todo para cambiar el país y mira lo que has hecho… Mira cómo tienes al país… tu revolución se desmorona, las esperanzas de las masas se están consumiendo entre apagones, desempleo, cadenas nacionales y más pobreza.
In the three years since he came to office, Rafael Correa has promised that his “Christian socialism” will provide Ecuadoreans with the good life where “neoliberalism” failed. But Ecuador’s mood is changing. Mr Correa’s approval rating fell from 72% to 42% in the year to November, according to Cedatos, a pollster.