Deduzco de las explicaciones sobre la Ley de Marco Jurídico para la Paz que el presidente Santos pretende con ella motivar y allanar la firma de unos acuerdos de paz con las Farc, con base en una amnistía tan amplia, tan generosa que incluirá hasta los delitos atroces. Se anticipa, además, en una comunicación de “Timochenko” al presidente Santos, comentada por Alfredo Rangel en La Hora de la Verdad, que cuanto les ofrece el Gobierno hoy a las Farc no les satisface como no les satisfizo la paz de Belisario.
According to La Hora, the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) is smuggling the military-grade explosive pentolite from Ecuador into the Colombian border city of Ipiales, from where it is moved northwards to bigger cities like Popayan, Cali, and Bogota. The shipments are hidden in parcels and carried by courier services, which have been placed under surveillance by the authorities. Colombian law enforcement has seized six shipments of pentolite in the past three months, police said.
El Congreso aprobó a las volandas dos modificaciones a la Constitución: el Marco para la Paz y la reforma judicial. Pero no completó lo del fuero militar. El Marco para la Paz, como dijo Vivanco, es simplemente una amnistía disfrazada para la guerrilla.
Usted se imagina que pasaria si México transformara su Constitución para perdonar las masacres y demás crímenes de los Zetas; o si Uganda haría lo propio para no castigar al mediático Joseph Kony? Pues eso es lo que está haciendo el Congreso de Colombia —aceitado con mermelada burocrática— al incrustar en la Constitución un mal llamado ‘marco para la paz’ que dejará en la impunidad los más aberrantes crímenes de las organizaciones armadas ilegales y elevará a rango constitucional el perdón.
La Corporación Excelencia en la Justicia presentó al Gobierno y al Congreso un análisis detallado de las falencias del proyecto que esta semana tendrá su octavo y último debate en la plenaria de la Cámara.
Pasar a la historia como el mandatario que logró hacer la paz con uno de los grupos guerrilleros más antiguos del mundo, y como reflejo ser postulado al Nobel de la Paz, es la mayor debilidad de Santos en la posible negociación con la guerrilla. El ego de Santos puede implicar el fracaso del país. Estamos a punto de repetir algunos de los errores de la administración Pastrana, seguramente no con un Caguán evidente, pero sí con una generosidad exagerada y equivocada con la guerrilla.
Ante el generalato en pleno, el Presidente Santos ha pedido no tenerle miedo a la paz. Y no es que le tengamos miedo. El temor es a conseguirla a cualquier precio. El Marco Jurídico apunta hacia esto último.
“Nosotros pertenecemos a la estirpe mundial de mujeres y hombres a quienes un soberbio poder celestial desterró del paraíso” Timoleón Jiménez
El señor Presidente tiene una cosa clara, que no ha ocultado en absoluto. Su deseo de pasar a la Historia. Las Farc solo se conforman con el país, todo entero.
La referencia de haber sido Juan Manuel Santos -1997- quien propusiera una “zona de despeje” y una asamblea constituyente tras un diálogo con las Farc, hoy causa enorme preocupación su obsesión y el afán para firmar un acuerdo con ese grupo terrorista, al costo que sea.