Quienes nos oponemos a esta negociación lo hemos hecho con argumentos que después del discurso de las Farc cobran mayor significación y peso: la guerrilla no está en el plan de capitular; quiere imponer.
La mesa estaba servida, el momento cumbre e ideal que jamás soñaron las Farc, para darse un respiro político y un baño de popularidad, después de más de una década de ostracismo internacional. La retórica de Márquez no sorprendió ni convenció. El sapo quizá lo tragarán en el viejo continente y habrá ofuscado a quienes ingenuamente creyeron en la sensatez de la guerrilla, para respetar los términos de la hoja de ruta de La Habana. Pero, para los demás, el pronunciamiento fue coherente con la visión obtusa, que desde hace 50 años mantienen.
El moderado optimismo y la expectativa cautelosa que guardaban muchos colombianos frente a las negociaciones Santos-Timochenko, se convirtieron en pesimismo y desazón después del anacrónico discurso de alias “Iván Márquez”, en Oslo.
En poder de la Fiscalía quedó una serie de elementos que decomisó el Ejército en las últimas horas en inmediaciones de zona rural de Leyva, Nariño, que fueron hallados en una caleta que pertenece al frente 29 de las FARC. De acuerdo con la información recopilada se descubrieron 358 bonos de apoyo económico al movimiento Marcha Patriótica por valores de uno y cinco millones de pesos.
El Ministro de Comercio de Colombia, Sergio Diaz Granados, entrego un balance positivo tras los 100 primeros días de TLC con los Estados Unidos de America, habiendo aumentado en un 18% las exportaciones de productos colombianos hacia el gran pais del norte.
Esta semana según los anuncios en medios, comenzaron las negociaciones entre el gobierno Santos y los delegados del gruponarcoguerrillero de las Farc en Oslo. Desafortunadamente, en este proceso todo se ha hecho al revés. Santos busco acercase a una mesa de diálogos con un grupo que no representaba ni al 0.8% de la población del país, es decir, no representan a nadie y como diría un analista, “no se representan ni a ellos mismos”.
El problema estriba en descifrar qué cosa son hoy las Farc y en qué medida las representan los viajeros a Noruega.
Cada día entiendo menos este proceso. Pensaba que se trataba de una dura negociación entre dos partes y que una de ellas representaba a ese 97 por ciento de colombianos que rechazan a las Farc. Pero empiezo a pensar que es un espectáculo que pretende dar apariencia de negociación a lo que en realidad es una entrega.
El gobierno trata de imponer la tesis que la paz se logra simplemente con la firma de un acuerdo con algunos cabecillas de las Farc y que para firmarlo hay que aceptar sus pretensiones. Y para lograr el objetivo se ha venido construyendo un ambiente de euforia colectiva a través del cual lo mediático desborda la institucionalidad del país. Se ha llegado al extremo de no permitir que siquiera se toquen temas que incomoden o molesten a los cabecillas del “otrora” grupo terrorista. Y aquel que se atreve a hacerlo es señalado como enemigo de la paz.
En la apertura formal de los diálogos con el Gobierno Nacional, la guerrilla de las Farc insistió en la presencia de Ricardo Palmera, alias ‘Simón Trinidad’, en la mesa de negociación.