Después que José Serra señaló la complicidad del gobierno de Bolivia en el tráfico de cocaína al Brasil, la reacción de algunos medios de comunicación se limitaba a “otro ladismo”: habló el gobierno de Bolivia para atacar a Sierra, habló Marco Aurelio García para atacar a Serra y habló Dilma Rousseff para atacar a Serra. Hasta José Dirceu habló, según la Oficina del Fiscal General, para atacar a Serra. Después de todo, el pre-candidato del PSDB a la presidencia sólo tenía un ataque de irresponsabilidad, o lo que dice tiene sentido? Bueno, lo que dijo viene a ser un comentario tímido y algo incompleto: La complicidad se extiende al gobierno brasileño. ¿Por qué? Ya lo verán.

El informe de Duda Teixeira y Fernando Barros de Mello, de la SEE de esta semana, muestra los detalles de la complicidad del gobierno boliviano con la producción y el tráfico de cocaína. A continuación, un extracto del informe:

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Con la ayuda del dinero de los contribuyentes del Brasil, será aún más fácil para los traficantes transportar cocaína y crack en las calles de nuestras ciudades. En agosto del año pasado en Bolivia, el presidente Lula, adornado con una guirnalda de hojas de coca, se comprometió a otorgar un préstamo de 332 millones de dólares del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para la construcción de la carretera Villa Tunari de San Ignacio Moxos. A partir de ese momento, la seguridad de Lula no estuvo a cargo de la policía, sino de cientos de campesinos cocaleros armados con palos envueltos en vendas. Con 60.000 habitantes, el municipio de Villa Tunari es el principal centro urbano del Chapare. En el camino llamado por los bolivianos: “Carretera de la coca”, se cruzan las áreas de cultivo de la planta y, en teoría, debería ser parte de un corredor Bioceánico que une el puerto chileno de Iquique, en el Pacífico hasta el Atlántico. Dado que la financiación sólo se otorgó para el tramo utilizado por los cultivadores de coca, ha favorecido principalmente el transporte de cocaína por carretera a Brasil. El mismo BNDES no es capaz de proveer una explicación estratégica para dichas obras: “sólo en la financiación de las exportaciones de bienes y servicios brasileños que serán utilizados en la construcción de la carretera, en beneficio de la generación de empleo y renta en Brasil.” Traducción: otorgar el préstamo para estas obras hará que aumente la demanda de insumos tales como maquinaria o asfalto del Brasil. El mismo efecto económico que se lograría si los fondos fueran destinados a una obra en territorio nacional.

En Bolivia, existe la sospecha de que el financiamiento del BNDES es una manera de favorecer a las companías constructoras brasileras por medio de contratos de construcción poco fiscalizados. Los fiscales bolivianos investigan un sobreprecio de 215 millones de dólares en el contrato de la ruta cocalera. “La carretera ha costado el doble de lo que era razonable y no tiene ni siquiera los permisos ambientales. Su objetivo es únicamente ampliar la frontera agrícola de la coca “, dice José María Bakovic, ex presidente de la extinta Ferrocarriles Nacionales, la agencia que administra las carreteras de Bolivia. Desde que Morales fue elegido, Bakovic ha sido arrestado en dos ocasiones por denunciar irregularidades en obras públicas. Las madres brasileras no son las únicas que sufren a causa de la amistad del gobierno brasileño con Morales.

La evidencia de apoyo de Evo Morales a la droga 

Después de la elección de Morales, la producción de cocaína y pasta de coca en Bolivia creció un 41%. La cantidad de cocaína que ingresa a Brasil a través de la frontera con Bolivia se incrementó en un 200%. Morales es presidente de seis asociaciones de productores de la región del Chapare, su distrito electoral, quieren expandir el área de cultivo de coca a 21.000 hectáreas. Para cumplir con el uso tradicional, como el uso de la hoja en infusiones y cosméticos, sólo se necesita un tercio de lo que ya producen. Morales expulsó a la DEA (US Drug Enforcement Agency), que dio apoyo a la policía boliviana en la lucha contra el tráfico de drogas ilegales. A petición de los productores de coca, Morales eliminó el proyecto que ayudó a los agricultores a sustituir la coca por plátano, melón, café y cacao.

Fuente: Veja (Brazil)