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Bolivia

Bolivia: Una inédita “elección” – por Centa Reck *

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Los bolivianos nos enfrentamos hoy por hoy a la sensación generalizada de que estamos gastando esfuerzos y perdiendo el rumbo, dedicándonos como estamos a construir situaciones que nos traerán mayores dificultades antes que brindarnos bienestar y alegría. Nuestro pueblo presencia una serie de intentos mal llamados “revolucionarios” que finalmente terminan en acciones que nos llenan de zozobra en la medida que estamos montando aparatos institucionales que alientan violencia y recortes de derechos y garantías.

Esto es lo que estamos generando con la llamada elección de magistrados para el órgano de justicia, un proceso que desgraciadamente no ha gozado de transparencia y ha terminado por desdibujar el verdadero sentido de concurrir a un acto eleccionario.

Para que el voto ciudadano conserve su orientación democrática tiene que permitirnos elegir sin mayores interferencias. Condición que no se ha cuidado en absoluto en la llamada elección del órgano de justicia, que por las características que ha tomado, nos deja la evidencia de que no pasa de ser una simulación de elecciones, situación que indefectiblemente va a terminar por someter al poder judicial al poder político del partido que hoy gobierna desde el Palacio Quemado.

En las filas del MAS hemos escuchado repetir hasta el cansancio que este es un proceso de selección inédito, como si el hecho de ser “inédito”, y de provocar el orgullo de algunos, dotara por sí sólo de una garantía o recomendación que avale el presente proceso como “correcto” y “aceptable”. Cabe aclarar que el orgullo no es un término de aceptación ni de respaldo, sino que más bien puede operar como una suerte de maniobra que pretende imponernos un hecho sobre el que se ciernen más que dudas y sospechas razonables.

El esfuerzo de promover el evento, no alcanza a subsanar las contradicciones francamente visibles en el proceso de preselección, realizado al interior de una comisión parlamentaria de mayoría Masista, que protegió a los candidatos afines o pertenecientes a su partido.  Estos señores son los que en lo venidero administrarán la justicia en estricta obediencia a las órdenes impartidas desde el gobierno de Evo Morales.

Vanos han sido los esfuerzos por hacer coincidir la última etapa del proceso de preselección con una especie de batida en la que se ha apresado jueces y fiscales acusados de actos de prevaricato, esto el pueblo no lo ha recibido como un hecho sincero de limpieza de la institución de justicia, sino como otra de las simulaciones que realiza el partido de gobierno cuando intenta publicitar o limpiar algún proceso dudoso y oscuro. Lo cierto es que todos los bolivianos contemplamos la parodia a sabiendas que estamos frente a un hecho marcado por contradicciones ya insalvables en las que se lee la vocación de dar continuidad a un proyecto político que en todo sentido no sólo ata las manos a nuestro pueblo sino que además acalla su voz y reprime su deseo de construir una democracia con mayores derechos y libertades.

Vanos son también los esfuerzos que hace el órgano electoral propinando amenazas de aquí y allá para frenar la voz interior que va naciendo de muchos corazones bolivianos que comienzan a promover el voto nulo, como un mecanismo de rechazo y de rebeldía ante un proceso en el que sienten que no sólo no tendrán la libertad de elegir sino que les traerá como consecuencia mayores dolores y un proceso enrevesado en el que la justicia no será tal, no gozará de la mínima condición de imparcialidad, sino que por el contrario puede volverse altamente peligrosa en la medida que tendría mayor injerencia política de la que haya tenido en anteriores circunstancias.

En realidad los bolivianos observamos que estamos ante una situación en la que lo único que se nos está permitiendo elegir es a quienes han sido designados como parte de una maquinaria judicial absolutamente politizada y que por lo tanto provocará acciones que no se podrán deslindar del marco político partidario y que finalmente desembocará en múltiples acciones persecutorias, algo de lo que nuestra sociedad padece en el presente y rechaza profundamente.

Esta es la tremenda transgresión a la que nos pretenden encaminar ante la presencia de veedores nacionales e internacionales. Una puesta en escena en la que un grupo de parlamentarios han hecho supuestamente una evaluación que no es tal, y que sabemos que ha redundado en una farsa desde la que se pretende que salgan como candidatos a magistrados, personas de franca inclinación política y que en la mayoría de los casos han dado muestras de tener escasos conocimiento en materia legislativa.

Para perpetrar esta falacia, desde filas del MAS, se planteó como revolucionario, que desde ahora los magistrados se alejen de estudios meritorios. Se impuso la singular opinión de que los méritos en estudios estarían relacionados con prácticas oligárquicas, con atributos neoliberales, considerando en contraposición que en la Bolivia actual deber valer más el haber participado en un sindicato, en una barricada, que haber ido a una universidad a profundizar estudios. Los bolivianos ven este posicionamiento como parte de una maquinaria propagandística que intenta poner al mando del poder judicial a abogados ambiciosos y con pocos estudios, jóvenes que no cuidarán su ejercicio profesional y que están haciendo una suerte de apuesta al órgano judicial, decididos a escalar prestando sus servicios al partido de gobierno y sin real apego a la justicia como tal.

De este modo y para que los candidatos que necesita el partido lograran pasar la llamada preselección, se suspendieron los exámenes de competencia y sólo se planteó un conjunto de preguntas que nadie supo como enunciarlas y menos como debían ser respondidas, porque era evidente que tanto los que escuchaban sin evaluar las respuestas y los que respondían, tenían muy poca formación en materia legal.  En esa especie de torre de Babel los candidatos optaron por recomendarse a sí mismos: sus discursos apuntaron a hacer conocer  frente al sui generis “tribunal” como actores del proceso de cambio, como revolucionarios, cuando  en realidad estaban confirmando que al momento de ejercer como autoridades se conducirán en forma orgánica, en estricta obediencia al partido.

Ya andábamos mal en materia de justicia, pero algunas mejoras se habían obtenido. Gozábamos de un sistema de contrapesos que aseguraba exigir que en todos los procesos se respeten garantías constitucionales, debido proceso, juez natural, estado de derecho. Ahora todo esto sufre un retroceso que nos va a llevar a un sistema en el que con seguridad los procesos se encaminarán desfavorablemente para los que no están con el poder vigente, lo que equivale a que se administrará discrecionalidad con el nombre de justicia.

El MAS ha privilegiado el ejercicio de su hegemonía en detrimento de dotarnos  de un sistema judicial que se erija como baluarte de imparcialidad y de garantías y derechos para todos por igual. Finalmente pagaremos el precio de esta nueva tentación a gobernar con los poderes del estado de rodillas.

Vemos con preocupación que después que se imponga este nuevo ejercicio de “votocracia”,  los bolivianos tendremos acceso a las urnas solo para elegir la soga con la que nos ahorcarán a través de acciones judiciales discrecionales. Para que esto se pueda realizar con el menor gasto de esclarecimiento de la ciudadanía, se ha perpetrado otro nuevo atropello a la  libertad de expresión y de información. ¿Será este el diseño inédito?

* Centa Reck es Senadora por Santa Cruz,  Bolivia.

Fuente: Hoy Bolivia (Bolivia)

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