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Argentina

Argentina: No hay “misterio argentino” – por Carlos Mira

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ARGPC13Si bien el fracaso argentino -o lo que es peor la trasformación de un país exitoso en uno fracasado- ha sido objeto de innumerables estudios a nivel internacional -porque nadie puede explicarlo con facilidad y porque a todos llama la atención- el fenómeno es más comprensible si se atiende el suceso que ha tenido en el país una táctica política iniciada en la década del ’60 y que fue tan exitosa que abortó la posible salida del país de la grieta que 25 años antes había causado el peronismo.

Se trata del “entrismo”. Por dicho nombre se conoce la estrategia seguida por la izquierda comunista para penetrar el movimiento justicialista camuflándose como seguidores de Perón para, desde adentro de sus filas, intentan llegar al poder.

El entrismo infiltró al peronismo y desde allí generó los focos guerrilleros que eclosionaron en la década del ’70, antes de que Perón se diera cuenta de que se le habían ido de las manos. El viejo líder creyó desde España que iba a poder controlarlos y a obtener de ellos todos los beneficios sin verse afectado por ninguno de sus perjuicios. Pero la especulación lo superó. La izquierda quería el poder; no se conformaba con rendirle pleitesía a quien consideraban un personaje terminado y en alguna medida rendido a los intereses que ellos decían enfrentar.

Esa estrategia contaba con inspiradores “intelectuales” (si es que se le puede dar ese nombre a quienes no eran más que unos escribidores encendidos). Quien más sobresalió en esa tarea fue Jorge Abelardo Ramos,  un comunista que, bajo la máscara de la boleta de Perón, sacó más de un millón de votos en 1973.

La táctica continuó sin interrupciones, amoldándose a las nuevas realidades políticas del país. Cuando el imperio de la democracia y la derrota de la dictadura militar en Malvinas hicieron impopular la guerra de guerrillas, los antiguos comunistas del campo de batalla devinieron en “políticos”, siempre disfrazados de peronistas.

Sabían que usando sus identificaciones políticas y sus banderas reales no tenían futuro electoral, de modo que el “entrismo” adoptó ahora las formas del discurso político. La consigna era la misma: llegar a la patria socialista, desde el discurso peronista. La historia tenía ya más de 40 años, pero la finalidad no se cambiaba. La rancia lucha de la “patria peronista” contra la “·patria socialista” de los’70 solo cambiaba de método.

El cinismo político de los Kirchner les dio una oportunidad dorada. Coincidían con el matrimonio del sur en algo fundamental: solo les interesaba el poder. Kirchner podía venerar a Menem como “al mejor presidente de la Historia” o elogiar el heroísmo del Che con la misma naturalidad con la que se cambiaba de camisa; hacer lobby y lograr la privatización de YPF o enfrentar al cipayismo sin que se le moviera un pelo. Era el personaje que necesitaban en el momento justo.

La nueva estrategia serían “los jóvenes”. Volver a hacer pie en el lirismo juvenil sincero y en el no tan juvenil y no tan sincero. La muerte de Néstor le agregó el infaltable ingrediente épico y sobrenatural. Era lo que faltaba para convertir la táctica en una cruzada. La Sra. de Kirchner,  una simpatizante de historieta del culto a un izquierdismo vacío que se mezcla con el dinero, la riqueza y las carteras Louis Vuitton, les daría un sitio protagónico.

Hoy son varios los puestos importantes del gobierno en manos de comunistas. El  multifacético funcionario Axel Kicillof (viceministro de economía, vicepresidente de YPF y de Aerolíneas Argentinas), el secretario de legal y técnica, Carlos Zanini (probablemente el número 2 real del gobierno) el jefe del AFSCA, Martín Sabatella, el diputado Carlos Heller, el viceministro de
justicia, Julián Alvarez; quien fuera hasta hace un tiempo secretario de relaciones comerciales de la Cancillería, Eduardo Sigal; la ex  ministra de defensa y seguridad, Nilda Garré, la Decana de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata, Florencia Saintout. Ninguna de estas figuras habrían llegado a los sillones del poder si no fuera gracias a la exitosa estrategia del “entrismo”.

Pero lo cierto es que están sentados allí y desde allí manejan resortes vitales de la vida argentina. Tienen capacidad para regular la economía, los medios, el pensamiento, las relaciones internacionales, la seguridad y las leyes.

Se han dado el gusto de implementar en el país gran parte de sus ideas: el desconocimiento cada vez más amplio del derecho de propiedad, de la libertad individual, de la capacidad de emprendimiento, del poder del Estado para confiscar propiedad privada, de la limitación de la creatividad individual, de la terminación del mérito como idea central del progreso, de denostar al sector privado y de producir el endiosamiento del Estado, de disociar  los resultados que se obtienen en la vida de los esfuerzos que realizan en ella, de generar un completo relativismo sobre los valores centrales que definen lo que está bien de lo que está mal.

Como resultado de estas prácticas el país se hundió. Para todos aquellos que desde la academia internacional platean como un misterio el deterioro argentino y desde allí escriben sesudas tesis y desarrollan largas hipótesis, desde aquí les decimos que todo es más sencillo de lo que parece: cuando se aplica una teoría y una práctica del fracaso, se fracasa. El comunismo fracasó en todo el mundo. Hundió en la pobreza a generaciones de seres humanos; asesinó en su locura iluminista a millones, hambreó a pueblos enteros y sometió a la servidumbre a todos aquellos que tuvieron la desgracia de caer bajo sus garras. ¿Por qué iba a ser distinto en la Argentina? El destrozo económico de un país cuya potencialidad no debería reconocer límites, no le es ajeno al comunismo: antes llevó a la Edad Media nada menos que a Rusia, el país cuyo territorio llegó a ser un sexto de la Tierra no podía producir una docena de huevos en tiempo y forma. Daba pena ver a sus “babushkas” hacer fila con una cuchara y una pequeña hoya en la mano para esperar su ración de comida del Estado. ¿Qué razón había para que la Argentina se salvara de esas miserias?

No hay ningún misterio en la caída y el deterioro argentinos. En el preciso momento en que los caminos del país se bifurcaban hacia enderezar los desaguisados del peronismo o profundizarlos hacia los extremos del comunismo, eligió esto último. En las semillas de aquella década del ’60 cuando se formaron las primeras células de infiltración comunista en el peronismo, deben buscarse los embriones de las miserias actuales. Hoy casi 50 años después, el izquierdismo comunista puede colgarse otra cucarda en su orgulloso pecho,  lleno de fracasos. Allí el misterio argentino brillará como uno de sus logros más resonantes: haber llevado al país que arañaba el desarrollo, al barro más indignante de la miseria igualitaria.

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Discussion

One comment for “Argentina: No hay “misterio argentino” – por Carlos Mira”

  1. Por ahi la VERDADERA PREGUNTA no sea la que el autor se hace , sobre el “transito” de Argentina entre el “exito y el fracaso” sino si REALMENTE hubo un EXITO real que tuviera condiciones de PERMANECER en el tiempo , mas alla de un ciclo de negocios positivo…

    El surgimiento del PERONISMO , y antes, del “populismo radical” que lo engendro no es gratuito y ni siquiera llega a ser original ya que no es mas que una traduccion automatica del FASCISMO…

    El asunto es que si el FASCISMO prende en Argentina , mejor que en la propia ITALIA, es porque encontro un campo bien PREPARADO y enriquecido por el vacio cultural que nos lego el UNIVERSALISMO a la francesa. El propio sistema politico lejos de ser el de una FEDERACION , como nos prometia la CONSTITUCION del 53 (luego destruida por el Codigo Civil de Velez que RELATIVIZO su LIBERALISMO )paso a serlo apenas NOMINALMENTE , y las provicias a tener el mismo estatus que las provincias francesas …

    Cuando el PERONISMO llega al poder se encuentra con el REGALO de una estructura CENTRALIZADA , que seria su TRIUNFO,porque en la centralizacion y el verticalismo es el ambiente antirrepublicano ideal pare el desenvolvimiento del peronismo.

    Mucho mas que “San Martin, Rosas, Peron” la “SANTISIMA TRINIDAD patriotica” que le da existencia a la ARGENTINA ACTUAL,seria “Mitre, Sarmiento, PERON”…

    Y “”ARGENTINIDAD”” se me hace INDISTINGUIBLE DE PERONISMO .

    Posted by Claudio David Raed | September 17, 2013, 4:26 am

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