La incidencia benéfica de los sindicatos en las reformas de los estados modernos, es indirectamente proporcional al grado de politización e ideología que los adorna. Sindicatos de partido y de ideología conspiran contra el interés general persiguiendo sólo el corporativo.

Días pasados visitó el Uruguay una calificada representación del Parlamento de Nueva Zelandia de la que participaban parlamentarios del gobierno y de la oposición. El propósito de esta delegación, además de fortalecer los vínculos entre ambos países, era exponer los alcances de las reformas acometidas en su País, que han hecho de la economía neozelandesa una de las mas dinámicas del mundo, y dado sus parecidos en la relacionado con la población, el territorio y las características de la economía, un buen ejemplo para el Uruguay.

No es la primer vez que visitan nuestro País agentes protagonistas de las reformas en NZ, y tanto los conservadores como los liberales han puesto en cima de la mesa, con franqueza y sin titubeos la imperiosa necesidad que tuvo NZ para sortear la catástrofe que se preveía para su economía en la década de los ochenta, de acometer reformas profundas. Y ellas estuvieron dirigidas fundamentalmente al sector público, omnipresente en la vida de los ciudadanos y contribuyentes, monopólico y displicente con las reglas del mercado. A cargo de servicios de calidad inferior que afectaban a la educación, centralizada y burocrática, y a la telefonía, la electricidad, los transportes, etc.

La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa nos participó el pasado Lunes 30 de Mayo de una conferencia que los parlamentarios NZ visitantes ofrecieron, y en ella pudimos escuchar a los del gobierno y la oposición, quienes coincidieron en el diagnóstico pre reformas, si no actuábamos era el “caos”, y tan así fue que el gobierno que inició el proceso transformador fue uno de orientación”conservadora”; no había mas tiempo.

Las claves entonces, el temor a la catástrofe, la decisión a cambiar en profundidad, la responsabilidad de liderar reformas que nunca son simpáticas y, sindicatos no partidarios ni adheridos a partido alguno, sin una proclama ideológica ni clasista y orgullosos de su condición de independencia para participar del proceso de cambios y mejora de la sociedad, su economía, su competitividad, en fin el bienestar general. Horas después en los intercambios que tuvimos a nivel parlamentario pudimos ingresar en el análisis de este relato y sus características y lo cierto que a medida que avanzábamos en la información veíamos también avanzar la distancia que hay hoy entre Nueva Zelandia y Uruguay.

Mientras allá los sindicatos sienten orgullo de su independencia y no alineación con partidos políticos, aquí nos abomba la retórica clasista y la apelación impúdica de la dirigencia sindical a la necesidad del triunfo permanente del Partido Frente Amplio. Mientras allá los sindicatos tienen como norte el bienestar colectivo, aquí se radicalizan en defender la parcela del estado que sus adherentes administran, para asegurarse la capacidad de chantaje y de negociación política. Que diferencia.

En estas horas, la dirigencia del Pit Cnt anuncia que postergará la realización de su congreso, para evitar que las confrontaciones sobre la ley de caducidad y otros temas existentes en la izquierda se trasladen a su marcha. No se necesita una confirmación mas clara de la politización del sindicalismo uruguayo y por ende de la carencia que Uruguay tiene para lograr que cualquier reforma para el bienestar colectivo que se acometa, pueda tener el éxito que han tenido en Nueva Zelandia.

Fuente: Patria Digital (Uruguay)