En septiembre del año pasado comenté sobre las tendencias de incremento de precios de los alimentos a nivel mundial, y la semana pasada, sobre los recientes análisis de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) al respecto.

Esta semana sigo con el análisis, y analizo algunas opciones:

Desde mediados del año pasado, a nivel mundial se comenzó a percibir el incremento de los alimentos —especialmente granos básicos— derivado de la pérdida de la cosecha de trigo en Rusia por incendios y malas cosechas en otros países productores–exportadores alrededor del mundo.

Al estar conscientes de que como país somos importadores netos de trigo y otros alimentos —no hay ni condiciones geográficas o climáticas para soñar producir en la cantidad que consumimos algunos de estos alimentos— más las pérdidas ocurridas en el país por el clima el año pasado, ha sido una irresponsabilidad de parte de las autoridades del Ejecutivo el no haber comenzado desde el año pasado a establecer una estrategia para buscar que el impacto del incremento de los alimentos a nivel mundial fuese el menor posible en Guatemala.

De nada sirve pertenecer a la Organización A, B o C a nivel mundial, si no se aprovecha la información existente ante estas contingencias. ¿Y los representantes de Guatemala ante la FAO, el Banco Mundial, ¿qué hacen con la información que circula en esos organismos al respecto? ¿Y el Gobierno?

El 15 de febrero, representantes del BM declaraban: “Según la última edición de Food Price Watch, el índice de precios de los alimentos del Banco Mundial aumentó un 15 por ciento entre octubre de 2010 y enero de 2011, es un 29 por ciento superior al nivel del año anterior, y se encuentra tan solo un 3 por ciento por debajo de su nivel máximo, registrado en 2008.

Entre los cereales, los precios mundiales del trigo registraron el mayor aumento, tras duplicarse entre junio de 2010 y enero de 2011. El precio del maíz se incrementó en alrededor de 73 por ciento, pero el precio del arroz aumentó a un ritmo más lento que el de otros granos, lo que resulta crucial para muchos de los pobres del mundo. Los precios del azúcar y los aceites comestibles también han experimentado una suba considerable”.

¿Soluciones realistas no politiqueras? 1. Eliminar de urgencia nacional los aranceles de los alimentos que están subiendo a nivel internacional. 2. Dejen de robar en la asignación de infraestructura, que el resultado son precios más altos de los alimentos producidos localmente, que cuesta más llevarlos al mercado por pésimas carreteras.

Fuente: Prensa Libre (Guatemala)