Exposición del Dr. Luis Alberto Lacalle en el Senado Nacional

En estos días se está celebrando en Nueva York la reunión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que da lugar a una larguísima lista de oradores –no siempre escuchados por todos los circunstantes y los integrantes del Cuerpo, muchos de ellos Jefes de Estado– que, naturalmente, eligen ese altísimo punto de la jerarquía internacional para trasladar sus principales ideas. Por ejemplo, el Presidente Barack Obama ha considerado temas de consumo interno, lo que demuestra que cada uno utiliza esa tribuna de la mejor manera posible.

En este caso me quiero referir a un hecho lamentable, protagonizado por el Presidente de la República Islámica de Irán, que en su discurso negó la existencia del Holocausto. A esta altura de la historia, solamente un grado de fanatismo incurable puede hacer que alguien –que, además, esgrimió dos Libros Sagrados como La Biblia y El Corán–, en la más alta tribuna y ante casi 200 naciones, manifieste que el Holocausto del pueblo judío nunca ocurrió; ya he oído alguna vez negar estos hechos.

Recordemos cómo fue que apareció todo esto a los ojos de la opinión pública. Se dice –nunca lo sabremos– que los aliados conocían la existencia de estos lugares de detención, pero cuando efectivamente fueron a liberar a la gente allí encerrada, el mundo vio el horror de lo que había ocurrido. Las fotografías mostraron las fosas comunes y a la gente, piel y hueso, que salía caminando en forma vacilante de aquellas tremendas instalaciones, que conozco, porque estuve en Auschwitz, Birkenau y Treblinka. Este último lugar fue arrasado y ya no queda nada de él pero, por suerte, Auschwitz fue conservado para memoria de las sucesivas generaciones.

Creo que no se puede, impunemente, negar uno de los actos de barbarie de la Historia.

El Presidente de Irán es el mandatario de un país importantísimo, como lo es la gran nación persa, poderosa económicamente y ubicada estratégicamente en el juego principal del mundo. Además, es la principal preocupación de los Estados Unidos, o sea que no es un país cualquiera. Esta persona tiene en sus manos, si usa bien ese poder, la posibilidad de contribuir a la paz en el Medio Oriente. Sin embargo lo que se le ocurre es nada menos que negar la existencia del Holocausto. Los que hemos visto los tatuajes en los antebrazos y el horror de Auschwitz –y sabemos que fue así–, nos negamos a que esto se pueda pronunciar. Además, esta persona, entre otras cosas, ha negado al Estado de Israel el derecho de existir. Siempre hemos dicho que cuando alguien le niegue al Estado de Israel el derecho de existir, vamos a estar del lado del Estado de Israel. ¿Por qué? Porque nosotros también somos una nación chica y oprimida por sus vecinos, cuya independencia demoró en ser aceptada.

Por lo tanto, desde el Senado queremos hacer llegar la versión taquigráfica de estas palabras a nuestra Cancillería, así como también a la Embajada de la República Islámica de Irán. Además, queremos señalar que en el Uruguay, que albergó a sobrevivientes del Holocausto y patrocinó la existencia del viejo y nuevo Estado de Israel en la Tierra Santa, no son de recibo este tipo de manifestaciones, que no solamente violentan la verdad sino también los sentimientos de quienes conocemos esos sufrimientos.

Lamentablemente, las religiones han sido la causa de la mayor cantidad de muertes en la historia de la Humanidad, como sucedió en el caso de los enfrentamientos entre cristianos y musulmanes, musulmanes entre sí y cristianos contra protestantes. Sin embargo, nadie se atrevió jamás a negar este episodio y, por ello, nos pareció necesario que desde el Parlamento uruguayo se hiciera este señalamiento.

Fuente: Patria Digital (Uruguay)