Ciudadanos de Babahoyo (provincia de Los Rios, Ecuador) marchando en defensa de su propia seguridad.

Aunque empleó terminología diplomática, el Relator de las Naciones Unidas, Philips Alston, revela en su informe la alta peligrosidad en que se encuentra sumergido el Ecuador en lo referente a la variedad delictiva que se viene desarrollando en nuestro país.

Es así que se puede establecer que existen organismos públicos como la Policía Nacional, la Fiscalía del Estado y la Función Judicial que operan sin eficacia, lo que unido a la rampante corrupción que se practica de manera usual en esas tres dependencias públicas, da como resultado el imperio repudiable de la impunidad, que motiva la proliferación de métodos delictivos que van desde el simple hurto para terminar con el “sicariato”, cuya tarifa va de acuerdo con el interés y la recompensa con que abonan los contratantes para que los asesinos lleguen a segar vidas humanas.

Es de resaltar que los tres organismos a que nos referimos tienen relación de dependencia o abyección con el Ejecutivo, por lo que con este informe ya no podrá el gobierno de Rafael Correa  seguir alardeando de su combate a la delincuencia, porque la que se practica sin control ni sanción en las calles y hogares se la denomina común, ya que la ejercida desde las dependencias oficiales son asaltos a los fondos estatales, oleados y sacramentados en nombre de una falsa y tenebrosa “revolución ciudadana”.

El gobierno de Correa inventó un Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con un titular en esa cartera de Estado que es neófito en la materia; tanto así que ni siquiera ha delineado un programa de acción y solo tiene ocupado su tiempo en dar respuestas evasivas a las interrogantes; respuestas que están caracterizadas por impropias y ridículas.

Es que también el régimen de “las mentes lúcidas” tuvo como Ministro de Gobierno y Policía a un cejudo, petulante y engolado, que tuvo el desatino de expresar que la delincuencia en el Ecuador no era real sino tan solo una percepción. Expresión tan torpe es muy propia de uno más de los aventureros que llegan a la política para lograr un referente estatutario.

El informe de la ONU pone de manifiesto la llaga purulenta que corroe la institucionalidad del país y que infecta a la sociedad en general. Y ante esta manifiesta tragedia ¿qué hará el gobierno de Correa? Pues, lo de siempre: el empleo de su cansina retórica barata, campañas publicitarias millonarias y las repetidas mentiras oficiales. Es decir, se mantendrá y hasta aumentará el mismo aire enrarecido por el vicio de la corrupción que se respira desde las más altas esferas gubernamentales hasta el cleptómano de barrio, igual que en la Venezuela del apóstata Hugo Chávez.

No es de extrañarse si, en corto tiempo, el señor Philips Alston e inclusive la misma ONU, son víctimas de una retahíla de agravios por atreverse a revelar la triste verdad de lo que ocurre con la seguridad ciudadana y jurídica de un país como el Ecuador que está gobernado por incapaces.

Fuente: HACER