Luego de haber destruido el sistema judicial de Bolivia, el gobierno de Evo Morales parece empeñado en destruir a las Fuerzas Armadas.

Esta es la conclusión que puede sacarse en limpio de la crisis que complica en estos días al estamento castrense, con la rebelión de los sargentos y suboficiales.

La desinstitucionalización fue inoculada en las FFAA por el propio presidente desde el momento en que impulsó su politización, en procura de convertirlas en “socialistas” y “antiimperialistas”.

Se introdujo de esa forma la deliberación, violando lo establecido en el artículo 245 de la Constitución: “La organización de las Fuerzas Armadas descansa en su jerarquía y disciplina. Es esencialmente obediente, no delibera y está sujeta a las leyes y a los reglamentos militares. Como organismo institucional no realiza acción política”.

En vano hablará ahora el mandatario cocalero de respeto a la disciplina y la jerarquía, impelido por lo delicado de la coyuntura, que incluye varios focos de protesta que el día de hoy colapsaron la sede de gobierno.

Estamos ante un nuevo capítulo en el proceso de degradación institucional propulsado por un régimen poco afecto a las normas y simpatizante del atropello, encabezado por un presidente que se ufana de “meterle nomás y que lo arreglen los abogados”…

Fuente: EJU.TV (Bolivia)