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Latin America

Opinión: La tracatera que le espera al 2014 (I) – por Ricardo Valenzuela

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Argentina devalúa y amenaza a todo el continente, Venezuela devalúa pero, usando camuflaje, confunde a la comunidad internacional y continua la barbarie. Bachelet se apresta para sumarse al socialismo del Siglo 21. Obama reafirma su bandera de la lucha de clases mientras continúa su camino al socialismo, China ya no crece, el FED ya no haya qué hacer con el papel higiénico que continúa produciendo. ¿Qué pasa y qué nos espera en este 2014?

Ante esta avenida del cuarto año de la segunda década del nuevo siglo, el mundo es testigo de la época más interesante de la historia universal. La olla a presión mundial se inflama ante los enfrentamientos comerciales, financieros, políticos y militares de los principales actores en el contexto internacional. A nivel mundial se respira un nuevo nivel de consciencia. El filósofo y psicólogo Carl Jung escribió extensamente del nacimiento de una nueva era con la avenida del año 2000, la era de la consciencia. El arribo del año 2000 había cautivado la imaginación del mundo occidental durante los últimos mil años. Desde que el mundo cumplió mil años después de la venida de Cristo, la humanidad entera ha aguardado el final del segundo milenio con la expectativa de que algo muy especial traerá consigo.

A partir de las últimas décadas del Siglo 19, el estado inició un agresivo ataque para destruir las libertades individuales dando vida a filosofías colectivistas, socialistas, comunistas etc., y, sobre todo, la formación de la Unión Soviética que se convirtió en manufactura y exportación de dichas teorías a nivel mundial. Le tomó al mundo más de cien años el comprobar las aberraciones de tales ideas y, en casos muy dramáticos, retardaron el desarrollo de regiones enteras por ese período de tiempo, cien años. En el caso particular de América Latina y particularmente México, al Siglo XX se le ha llamado el Siglo perdido.

Con las elecciones de Juan Pablo II en 1978 como el primer papa no italiano en casi 500 años, Margaret Thatcher como primer ministro en Inglaterra en 1979, y Ronald Reagan como presidente de un decadente EU herencia de Jimmy Carter en 1980, el escenario geopolítico a nivel mundial inició una profunda metamorfosis que llegó a ser histórica con la caída del comunismo en la Unión Soviética, y las elecciones de gobiernos democráticos y pro mercados libres prácticamente en todo el mundo occidental incluyendo nuestra atrofiada América Latina. Ante la imagen de un Boris Yelsin arengando al pueblo soviético en contra de los antiguos comunistas desde las alturas de un tanque de guerra frente al parlamento ruso, el mundo entero celebraba la muerte del comunismo y el regreso del mercado, el triunfo del capitalismo, la reivindicación de Adam Smith.

El liberalismo de Reagan había contagiado a Menem en Argentina, Salinas en México, Fujimori en Perú, Cardoso en Brasil, Gaviria en Colombia, Chamorro en Nicaragua, Christiani en El Salvador, etc. Chile ya se había adelantado con las políticas liberales de los casi 20 años de dictadura de Pinochet habiéndose convertido en la envidia de Latinoamérica, y en un bastión de prosperidad en medio de una concentración de países en bancarrota económica y moral. Europa iniciaba su tratamiento en contra de su larga enfermedad; la Euroesclerosis provocada por los interminables años de control de los socialistas encabezados por Mitterrand en Francia y Felipe González en España. Liderados por nuevos cirujanos como Khol en Alemania, Thatcher en Inglaterra, Yelsin en Rusia, Solidaridad en Polonia, Havel en Checoslovaquia, Europa también parecía convertirse en un bastión de libertad y en un inmenso mercado libre.

Sin embargo, el sueño se empezó a desvanecer a principios de 1992 con la elección de Bill Clinton en los EU. Clinton arribaba a la casa blanca con su Hillary, y con ella el marasmo de políticas colectivistas que de inmediato se pusieron de manifiesto con el intento de socializar la medicina nacional, y provocaron el primer serio enfrentamiento con los republicanos en el congreso. Con el arribo de Clinton a la oficina más poderosa de la tierra, de inmediato se provocó una reacción en cadena con elecciones de gobiernos socialistoides en Canadá, Inglaterra, Italia, el regreso de los comunistas al control del parlamento de Rusia, el rescate del gobierno de Francia de manos de los conservadores y finalmente, los socialistas recuperaron el más importante bastión en Europa, Alemania. En México hubo un serio intento de interrumpir el proceso de apertura económica y comercial con el asesinato del candidato oficial a la presidencia Luis Donaldo Colosio, y la rebelión de los viejos dinosaurios desplazados por Salinas tratando de recuperar el poder.

El pueblo americano le envió un serio mensaje de advertencia y desacuerdo a Clinton en noviembre de 1994 con la elección de un nuevo congreso totalmente controlado por los republicanos, por primera vez en los últimos 40 años, tanto la cámara alta como la baja. Desgraciadamente tal mensaje llegó tarde para detener el proceso que la Tesorería Keynesiana de Clinton que, en sociedad con el fatídico Fondo Monetario Internacional, habían ya puesto en movimiento para promover su receta favorita: “devaluaciones masivas.”

La primer víctima estaba a la vista; México con su “guerrilla de Chiapas” promovida por los emisarios del pasado, su sucia e irresponsable lucha por el poder político, su candidato asesinado, su masiva fuga de capitales, su nuevo y nervioso presidente, su debutante Secretario de Hacienda creyente de los “beneficios de las devaluaciones,” México se convertía en el primer cliente de la nueva administración de Clinton para absorber las cantidades ridículas de dólares emitidos por el FED sin respaldo, y que no querían repatriarlos a su país provocando inflación, solución; devaluación y después un billonario rescate.

Finalmente, en diciembre de 1994 México sucumbía ante las perversas presiones devaluatorias del Secretario de la Tesorería en funciones de los EU, Lawrence Summers, puesto que Betsen el secretario legítimo había renunciado en protesta por el manejo de la devaluación mexicana. Se iniciaba así una de las peores crisis financieras de los últimos tiempos, y definitivamente el retroceso de México a los niveles de vida de los años 50’s. El saboteo del proceso mexicano lo tomaba la internacional socialista como el ejemplo propagandístico de la forma en que las políticas pro mercado no funcionaban y se pedía de nuevo la intervención del Estado. Los representantes mexicanos del perfecto idiota latinoamericano salían una vez más de sus escondites para terminar de acribillar las políticas de mercado libre, y promover el regreso de las políticas nacionalistas y revolucionarias con las que se había destruido al país durante las últimos casi cien años.

Fuente: Asuntos Capitales (México)

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