Debemos buscar un tiempo para reflexionar. Encontrarlo es ya, de alguna manera, encontrarnos con nosotros mismos y con nuestro significado. En la reflexión podemos tomarnos el tiempo para revisar lo ocurrido durante el año que ha terminado. Esto conlleva aprender de nuestros errores, para no repetirlos, y disfrutar de nuestros aciertos, para ver la forma de multiplicarlos. Probablemente, durante nuestra reflexión, descubramos, viniendo hacia nosotros, el perfil de dos manos: una es la mano que nos ayudó; la otra es una mano que nos pide ayuda. Ambas están ahí dándole sentido a lo que somos, a lo que tenemos que ser y a lo que tenemos que hacer.

Tomemos primero nota de todo lo que otras personas nos han ayudado. Hemos sido abundante y diversamente enriquecidos con el apoyo desinteresado de muchas personas que nos conocen, pero también de otras que nada saben de nosotros. Entre las que nos conocen están nuestras familias, amigos y colegas. Entre las que no nos conocen hay cientos de miles de ellas para La esperanza de construir un mundo mejor debe ser nuestra fuerza y en parte nuestra consigna.

nosotros anónimas, quienes colaboran libre y voluntariamente en el mercado para enriquecer nuestras vidas.

La voluntad y el espíritu capacitan al hombre para abrirse paso en la vida, y lo llevan hacia delante, hacia arriba, hacia las metas que, con esperanza, nos proponemos. Dice Samuel Smiles: “El poder y la energía de la voluntad parecen ser el centro del carácter del hombre. Le dan impulso a cada acción y espíritu a cada esfuerzo. La verdadera esperanza está basada en esta energía, y es la esperanza la que le da el verdadero perfume a la vida”.

Nunca debemos perder la esperanza. La esperanza de construir un mundo mejor debe ser nuestra fuerza y en parte nuestra consigna. Tampoco debemos olvidar que la esperanza no es una simple pasividad: un estar ahí, como postes, esperando que las cosas nos caigan del cielo. La mejor forma de esperar es moverse, porque la verdadera esperanza solo puede entenderse como dinamismo y energía. “Manos a la obra –dijo don Quijoteque en la tardanza está el peligro”.

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)