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Latin America

Opinión: El dios Estado – por Carlos E. Viana

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“Por sus frutos los conoceréis”, Jesús.

La verdad sobre San Juan Crisóstomo

¿A quienes se refería San Juan Crisóstomo cuando pronunció las siguientes palabras? “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son los nuestros, los bienes que poseemos; son los suyos”.

El se refería en el Siglo IV, al Imperio Romano de Oriente, donde el estado tenía potestad sobre todas las actividades civiles y por ende económicas. En el cual había privilegiados. Estos fueron los terratenientes que tenían esclavos y siervos sin ningún derecho, sumidos en la pobreza y obligados a trabajar en condiciones miserables para enriquecer a los privilegiados del Emperador. No había por supuesto una cultura del trabajo, la plebe de Constantinopla fue mantenida con dadivas que se le quitaba a los pobres del resto del imperio. En definitiva un régimen que no fue libre y donde había privilegiados protegidos por el estado y pobres esclavos o semiesclavos explotados sin consideración.

¿Qué hizo San Juan Crisóstomo? Él era el Diácono de la Ciudad de Antioquía parte del Imperio. El Emperador dispuso un aumento de impuestos excesivo y la ciudad se sublevo. El Emperador planeaba una represión contra la ciudad rebelde y fue San Juan Crisóstomo que tomó la iniciativa de viajar a Constantinopla para pedirle al Emperador que no lo hiciera. A este estatismo contrario a la libertad enfrento San Juan Crisóstomo. Después se desempeñó como Patriarca de Constantinopla y su independencia contra el intervencionismo injusto del estado, incluyendo las confiscaciones y su protección de los perseguidos, desato el odio de Eudora esposa del Emperador. Fue entonces enviado al destierro y en el camino maltratado por los esbirros de la Emperatriz, murió orando al Señor.

“Por sus frutos los conoceréis”

La situación que describimos sobre Bizancio fue común al mundo, pero cuando a partir del Siglo XVIII las libertades individuales comenzaron a ampliarse debido a las revoluciones liberales de Inglaterra 1688/89, de Estados Unidos, 1776, ya la producción no dependía en dichas naciones de la decisión del estado, sino que la iniciativa privada, soltada de la intervención estatal y de los monopolios privilegiados de los reyes y sus amigos, creo un mercado libre, donde el trabajo comenzó a trocarse en riqueza y a la larga, se termino con las condiciones de miseria, que subsistieron en Rusia, con zares y comunistas, o en la muerte por hambre de millones de personas como ocurrió en la China de Mao o en la India socializante de antes de los 1970s.

Es un hecho comprobado que la cultura del trabajo libre y la competencia terminó con la pobreza en las naciones más desarrolladas, que progresaron precisamente, porque tuvieron un régimen de libertad que incluía a la economía de mercado libre..

Den Xiaoping terminó con las hambrunas ancestrales del socialismo, implantando una economía de libre mercado, que ha hecho que China pase a ser una superpotencia, donde hay cada vez menos pobres.

La diferencia entre la riqueza de Corea del Sur y el hambre en la socialista Corea del Norte es otro ejemplo notorio y para que hablar del racionamiento de alimentos en la socialista Cuba, otrora el tercer país mejor alimentado de Iberoamérica.

Los frutos de la economía de mercado libre superan por mucho en justicia social a los regímenes estatistas, ya sean socialistas o capitalistas del monopolio y el privilegio.

Las economías de exclusión

La economía de exclusión es la que sufren las naciones donde no existe un mercado libre y basta observar la realidad para verlo. Veamos algunos ejemplos.

Nigeria es en África el país que más riquezas naturales posee. Ha tenido importantes ayudas financieras internacionales. El estado interviene en la vida de los ciudadanos incluyendo sus actividades económicas. Es un estado intervencionista y por ende del privilegio y la corrupción. A pesar de sus riquezas tiene hambrunas y más pobres que cualquier nación con una economía de mercado libre. En Nigeria no hay democracia ni libre mercado y las consecuencias están a la vista. Toda África subsahariana sufre estas condiciones, con la excepción de la República Sudafricana, donde prendió la Cultura Occidental y contó con la sabiduría de Mandela y sus colaboradores en la transición entre el Apartheid y el estado libre y como consecuencia de esto hay una economía de mercado.

El mercado no es un Dios ni una entidad

El mercado libre, no es una entidad, sino el libre intercambio de bienes y servicios entre personas libres, con normas morales de intercambio. Debe entenderse que como se trata de acciones humanas no es perfecto ni absoluto, pero se llama libre porque los hombres que intercambian en él actúan libremente, según la facultad con que Dios los creo a su imagen y semejanza, es decir libres.

Los empresarios que compiten libremente dentro de la ley son los que pueden alcanzar la riqueza. Pero si bien la riqueza en el estado que conoció San Juan Crisóstomo fue de unos pocos frente a la pobreza extrema de la mayoría, esto es imposible que ocurra en un mercado libre. Decir que en una economía de mercado libre la riqueza no se derrama es desconocer la realidad y la lógica. Henry Ford creo miles de puestos de trabajo y cada trabajador pudo tener su propio Ford T y si todos hubieran sido pobres Ford hubiera fracasado. Rockefeller con sus capacidad, creo la estandarización de la producción de kerosene, después de petróleo y además el transporte mediante oleoductos. Creo miles de puestos de trabajo y redujo los costos para que el pueblo tuviera precios más bajos. Bill Gates, el hombre más rico del mundo, impulso el desarrollo del internet y con esto se crearon millones de puestos de trabajo y disminuyo costos que beneficiaron al pueblo.

En la actualidad en una economía de mercado no puede haber solo millonarios y todos los demás pobres. La economía de mercado necesita para funcionar que haya un pueblo medianamente rico para que pueda comprar. Todos los ejemplos que mencionamos fueron de hombres inmensamente ricos porque el pueblo no era pobre, debido a la economía de libre mercado y en ella cuando más ricos menos pobres. Todo lo contrario a la época y al sistema estatista en el que vivió San Juan Crisóstomo.

El consumidor decide

Anteriormente la propaganda proponía y trataba de imponer productos en el mercado, ahora las agencias de publicidad estudian los deseos y expectativas del pueblo antes de crear o darle forma a algunos productos. El mercado, es decir el pueblo, elige y para poder elegir debe ganar bien. Si la riqueza no se derrama el sistema no funciona y la verdad es que funciona y que hay muchos menos pobres por lejos, que en las economías socialistas o estatistas.

La alternativa es el socialismo con hambre y la opresión o de los ricos como Báez, Jaime, Cristóbal López, Kirchner al cuadrado, etc. Ellos no se hicieron ricos en un mercado libre.

San José María Escrivá de Balaguer

Max Weber una figura central de las ciencias sociales en el Siglo XX, entre muchas obras fundamentales, escribió “La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo”. Weber demuestra como la moral protestante hacía hincapié en que hacer riqueza por el amor a Dios, redundaba en el capitalismo liberal contemporáneo, con normas morales estrictas en el mercado y esto en la mayor creación de riqueza. Lo cierto es que las potencias más ricas y con menos pobres en el mundo son protestantes. Yo soy Católico y siento que tenemos otros valores que son superiores, pero si vamos a valorar por la pobreza, ellos tienen pueblos con menos pobres y miseria que nosotros, pero lo peor es que en una encuesta que hizo el diario la República de Roma, en la década de los 90s, en Estados Unidos más del 80% de las personas creía en Dios contra menos del 50% en Europa entre los que se encontraban las naciones católicas incluyendo a Italia. Es más según estas encuestas, más del 80% de los empresarios estadounidenses se confiaban en Dios antes de un emprender un negocio.

¿Quién fue el Santo que vio esta anomalía y trató de corregirla?

San José María Escriba de Balaguer. Él vio que tenía que hacer que los empresarios respetaran la Fe Católica, es decir que crearan riqueza con normas morales que favorecieran al pueblo y erradicaran la pobreza. Por supuesto que un empresario piensa en la riqueza, pero también en la satisfacción de crear una empresa con trascendencia necesariamente social y si como lo vio San José María Escriba de Balaguer, disminuimos su egoísmo con estrictas normas morales, mejoraremos la relación entre los empresarios y los trabajadores y se creara más riqueza para beneficio de estos últimos. La creación de riqueza no es un pecado, mientras se base en, “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. No solamente debemos ayudar a los pobres distribuyendo capital, sino moralizando a los ricos para que produzcan moralmente y ayuden.

El dios Estado de los argentinos

En Argentina, el mayor productor de alimentos del mundo en base al número de habitantes, que haya hambre no es un error, es una inmoralidad que traduce un pecado mortal de los gobernantes ya sean peronistas, radicales, socialistas, Proyecto Sur, la izquierda asesina y quienes hayan tenido influencia decisiva en los últimos 70 años. Precisamente todos ellos fueron y son estatistas y creen en la magia del dios Estado, que se traduce en la economía de la exclusión. Los argentinos no sólo debemos luchar cada uno contra las tentaciones de nuestro pecado original, sino contra el pecado original organizado de la clase política dominante. Esto ya es maldad, porque la protección sin libertad es lo que persigue el diablo.

El mercado libre no es otra cosa que una cultura del trabajo en libertad con protección jurídica, donde el pueblo decida libremente, con moral y justicia. Esta no es la justicia ideal, no es el Paraíso, pero es la justicia posible en el mundo, tratemos de alcanzarlo y mejorarlo, de hacerlo más justo, pero destruirlo es injusto y especialmente injusto para los pobres, porque quitar la libertad es dejarlos sin esperanza.

Fuente: HACER (Argentina)

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