La gerente general de Microsoft de Argentina y Uruguay cree que la tecnología hoy posibilita el trabajo remoto siempre y cuando se cumplan los objetivos.

El microcentro porteño hierve durante los últimos días de diciembre, donde es muy difícil no estar a las apuradas para cerrar el año mientras que hay que lidiar con el calor, los piquetes, la incómoda mochila que dejaron los recientes saqueos y una multitud de un humor dudoso.

Sin embargo, Fabricia Degiovanni parece tener las cosas bajo control. Su filosofía es no llegar a estresarse porque “vivo el aquí y ahora. Es una práctica bastante saludable”. La número uno de Microsoft en Argentina y Uruguay muestra confianza en cada una de sus respuestas y dice que le encantan los jóvenes de la Generación Y, con su manera de desafiar a las empresas y al mundo.

Con un flamante Windows phone arriba de la mesa, donde los empleados pueden mandarle un mensaje en cualquier momento, mira de reojo muy cada tanto la pantalla, y declara que “lo tengo sin sonido, pero lo tengo al lado, sin dudas”, y que tiene un código mutuo particular con su marido: “Si llama una vez, puedo no atender y sé que puedo llamarlo más tarde, pero si me llama dos veces seguidas, lo atiendo”.

-¿Cómo fue su experiencia de estudio en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA?

-Muy buena. Yo soy del interior, de General Villegas, y vine a estudiar a los 17 años a la UBA. El nivel de educación que tenemos en la universidad pública, gratis, es de lo mejor de América latina. Viene mucha gente de afuera a estudiar acá.

-A la hora de la selección, ¿suma más puntos la universidad pública o la privada?

-No me suma puntos la Universidad en la que la persona estudió. Creo que si pasaste por una universidad de buen nivel, las privadas conocidas y la pública están al mismo nivel. Lo más importante para una empresa es poder ver qué ha hecho la persona con el conocimiento que adquirió. En las entrevistas me enfoco en la experiencia, pero si no tuvo experiencia, ya que más del 30% de la gente que trabaja en Microsoft son jóvenes profesionales de 23 o 24 años recién recibidos, le presto mucha atención a la energía, a la forma en que se vinculan con un problema. Tiendo a plantear una dificultad y preguntar ¿vos qué harías?

-¿Qué carreras habilitan a entrar a la empresa?

-La mitad de los empleados están en la central en Redmond (Washington) desarrollando productos. Ahí hay ingenieros y gente de carreras más duras, relacionadas con desarrollo de software. Si es en la Argentina, donde trabajan 250 personas, hay ingenieros, contadores, licenciados en Administración de Empresas, en Comercialización, en Marketing, Sistemas. Es mucho más amplia la gama, por el tipo de trabajo que hacemos, de atención a los clientes, a los partners. Yo misma soy de extracción financiera.

-¿Puede definir partners?

-Toda la venta que hacemos es a través de partners, que son más de 3000 empresas que revenden la tecnología, construyen soluciones o desarrollan aplicaciones. Ellas emplean a su vez casi 200.000 personas. Por eso hay un ecosistema Microsoft que brinda gran cantidad de oportunidades de carrera.

-¿Están buscando gente?

-Siempre tenemos búsquedas abiertas. La compañía está en una nueva transformación, porque era de software y pasa a ser de dispositivos y servicios. Las posiciones abiertas son para desarrollar el negocio de dispositivos en hardware (teléfonos, PC, notebooks, tabletas, consolas) y el negocio de las aplicaciones. Gente técnica, de ventas, de marketing, son los puestos que buscamos.

-¿Dónde se especializan, por ejemplo, en aplicaciones?

-La compañía tiene su academia llamada TechNet para capacitar a gente técnica, los desarrolladores y los profesionales IT. Hay cursos online y presenciales, y las personas deciden qué exámenes quieren rendir para obtener diferentes certificaciones. Quienes tienen carreras terciarias también pueden aplicar.

-¿En Redmond hay argentinos?

-Sí. Hay argentinos que estudiaron acá. En Microsoft todas las postulaciones de trabajo van a un solo lugar. Internamente se pueden ver todos los puestos que están abiertos en el mundo y te podés postular. Incluso se publican en una página pública. También hay personas que manifiestan en sus planes de carrera que quieren hacer una carrera internacional. Puede que la persona se postule, pero también la empresa lo ayuda. Tenemos a dos argentinos que se postularon para la empresa en Australia y quedaron. Pero además hay muchos argentinos en el mundo. Somos muy valorados por cómo nos manejamos en contextos de incertidumbre.

-¿Cómo se plantea la innovación? ¿Hay margen para el error?

-Nunca vi un castigo a alguien por hacer y equivocarse. Es más, cuando se presentó el Windows 95, que lo hizo Bill, había un muchachito de rulitos que manejaba la máquina, que falló. Se puso la pantalla azul. Esa persona sigue en la compañía 20 años después y es el número uno del mundo del segmento de consumo. Por otro lado, el no hacer no es castigado, pero tampoco premiado. En ese caso el jefe suele plantear: lo que te está pasando es que no te estás animando. La cultura fomenta eso.

-¿Tienen contacto con Bill Gates?

-Lo vemos poco, en algunos eventos. Antes de que se retire lo veíamos más. En persona hay muy poquita relación. Pero estamos todos conectados a su blog interno y a su Twitter.

-¿Hace cuánto que está en Microsoft?

-Diez años y él se retiró hace ocho.

-¿Cómo manejaron su retiro en la compañía?

-Fue una transición imaginarla sin Bill, que era quien la había creado. Pero Steve Ballmer, que había empezado con él, hizo una muy buena transición y la compañía ha hecho tremendos cambios y evoluciones. Si mirás los resultados en los últimos ocho años han sido siempre positivos. El video de despedida de Bill Gates fue con muchas bromas, como era su estilo, y su retiro se planteó de manera agradable y positiva. Él continúa en el board, por lo que se sabe que está involucrado en las grandes decisiones.

-¿Cambian las reglas antimonopolio que establece el departamento de Justicia de los Estados Unidos cuando se trabaja en la Argentina?

-No, son las mismas reglas en el mundo. Si nosotros acá hacemos algo mal, el departamento de Justicia de los Estados Unidos puede demandar a Microsoft. Pero no hemos tenido ningún problema.

-¿Cómo es el negocio de las aplicaciones desde el punto de vista del desarrollador?

-Antes se desarrollaba una aplicación para una empresa. Ahora se puede desarrollar una aplicación, subirla al mercado y venderla. Así se logra el propio negocio. Las aplicaciones pagas se compran mucho más de lo que se cree. Es un mercado que se está desarrollando muchísimo. Los emprendedores tienen un nivel de creatividad increíble.

-¿Qué relación tienen con ellos?

-Tenemos programas que los ayudan a llevar adelante su propio negocio. Se llaman Programas para emprendedores. En ellos se les da capacitación, software y asesoramiento para armar su propio negocio. Este año les pusimos especial foco a los jóvenes de menos de 30 años, que les resulta a veces difícil insertarse en el mercado laboral. Hay más de 1000 personas / empresas en la Argentina que están en este programa, pero queremos tener muchas más. El proceso es postular la aplicación, Microsoft hace un control de calidad, cuando está lista se sube. El 70% de la ganancia es para el desarrollador y el 30% para Microsoft. Se comparten las ganancias.

-¿Ya están pensando en la Generación Z, los chicos que están todavía en el colegio?

-Tenemos un programa para los hijos de los empleados que están en el secundario para que en el verano vengan a la empresa. Les damos un proyecto para hacer ya que ellos trabajan por proyectos. Para aquellos que trabajan acá, que son Y, tenemos un concurso que se llama Ideas para avanzar, donde todos mandan ideas a un buzón virtual y la gente postula cosas increíbles. Damos premios y es muy motivador.

-¿Cuánta gente en Microsoft trabaja desde su casa?

-El 100 por ciento. El 7 de noviembre hicimos una acción en todo el mundo llamada Trabajá desde donde quieras. Las nuevas generaciones trabajan desde cualquier lugar. Yo marcaba tarjeta cuando empecé y me mandaban un informe para compensar las horas. Hoy eso cambió. Tenemos una iniciativa que se llama Construí tu equilibrio, donde cada uno se sienta con su gerente para explicar qué es equilibrio para él. Tenemos objetivos muy detallados y si puedo lograr mi objetivo de manera diferente a la persona de al lado, ¿cuál es el problema? Eso es aceptar la diversidad.

-¿Los empleados mandan mensajes a su celular?

-Sí, tenemos una red interna que se llama Yammer y estamos todos muy comunicados. Después están los likes, ya aprendí que los chicos funcionan por la cantidad de me gusta. Con 15 likes no existís.

-¿Cuán intensamente viven con la tecnología?

-Muy intensamente. Las reuniones, por ejemplo, pueden ser virtuales y son igual de efectivas y productivas.

-¿Cuántas horas trabaja?

-Unas nueve horas promedio. No divido horario de trabajo versus horario de vida personal. Flexibilidad es poder ir al dentista a las 2 de la tarde..

Fuente: La Nación (Argentina)