“La injusticia, donde quiera que se la encuentre, parece impedir la acción en común”. Platón, La República.

Lo que mostró una entrevista
El miércoles 11, al atardecer, Pepe Eliaschev, le estaba haciendo un reportaje al senador nacional Luis Juez; sobre el acuerdo prestado por la Comisión del Senado al ascenso del General César Milani. Juez dijo que por mucho menos, otros ascensos de jefes de las fuerzas armadas, habían sido vetados por la comisión y continuó diciendo que se habían “impedido ascensos de teniente coronel a coronel por la mera portación de apellido, es decir, por ser hijo o sobrino de algún militar sospechado. La naturalidad con que asevero esto, no motivó ninguna reacción del periodista. Pero en un supuesto estado de derecho, que alguien sea privado de un mérito porque su padre o tío haya cometido un delito, es una barbaridad jurídica y más plenamente una injusticia. Son estos casos aludidos por Juez, un ejemplo de “la venganza de sangre”, ejercida por tribus primitivas y pueblos bárbaros. Al respecto un conocido tratadista escribió condenándolo, las siguientes palabras: “venganza privada, venganza pública y tendencias humanitarias, son términos que hallamos en todas las épocas”.

¿Quién puede haber sido?

Eugenio Zaffaroni. En “ius-lex-xxi.blogspot, derecho penal = evolución histórica”, la publicación que lo cita a Zaffaroni, se interpretan así las palabras de este autor: “ Es decir, que aquellas tendencias político-criminales que creíamos superadas frecuentemente vuelven a presentarse, sólo que cambiando su apariencia y ropaje.” Como vemos los ciclos de Zaffaroni son muy cortos y el mito del eterno retorno lo embarga frecuentemente.

Esta tendencia político-criminal es la que predomina en la Comisión de Acuerdos del Senado de la Nación y peor en la Justicia Federal. En otras palabras con respecto a la política penal se encuentran en un tiempo anterior a la Grecia del 800 a.C.

Claro debe comprenderse que están juzgando políticamente a quienes defendieron nuestra Cultura Occidental, Cristiana, Greco Latina, del ataque sangriento del marxismo-leninismo durante la Guerra Fría, que en Argentina fue caliente y que ellos justifican. Justifican en nombre de la democracia, cuya esencia es la libertad, la más sangrienta tiranía que tuvo y aun perdura en América, la de Fidel Castro.

El caso que referimos no es un ejemplo aislado de Luis Juez, también se han dado frecuentes acusaciones al Concejo de la Magistratura, que por ejemplo denegó el ascenso de un juez subrrogante, a juez efectivo, en Rosario, por ser hijo de un ex ministro del gobierno militar.

Venganza colectiva

La misma fuente que citamos arriba, continúa diciendo sobre la intepretación primitiva de las penas: “El individuo recibe sus caracteres del grupo, clan o tribu a que pertenece, y el hecho por él ejecutado no tiene el sello de una obra individual propia, sino colectiva. La reacción penal, a su vez, no recae sobre el infractor sino sobre todo el grupo”.

Cumpliendo con esta cultura primitiva, la mayor parte de la clase política, ignoró el art 18 de la Constitución Nacional y junto con nuestros jueces federales mantiene presos a más de 1.300 argentinos que libraron la guerra fría en defensa de la Nación Argentina, de los cuales casi 200 murieron en cautiverio.

Recordemos este artículo de nuestra Constitución. “Art. 18: Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo, fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales o sacado de los jueces designados por la ley antes de la causa”.

Ninguno de estas condiciones fueron cumplidas y se violaron además tratados internacionales con rango constitucional.

La naturalidad con que Luis Juez manifestó esta injusticia y con la cual la recibió Pepe Esliachev, es un indicio de lo atrasada que esta nuestra cultura política y ante la gravedad de este hecho no debe asombrarnos que los ladrones de abajo cometan saqueos, viendo el ejemplo de los ladrones de arriba.

Injusticia y traición

El gobierno que se inicio el 10 de diciembre de 1983, inmediatamente incurrió en una gran injusticia que agravada por las malvadas acciones de los Kirchner, volvieron a violar flagrantemente el art. 18 de la Constitución, con la anuencia de nuestra Corte Suprema de lujo.

Muchos de los presos políticos actuales, no solo defendieron la Nación del terrorismo castro soviético, sino que fueron héroes de Malvinas. ¿Que puede sentir un hombre que arriesgo su vida, vio caer a sus camaradas a los tiernos hijos de estos y ahora lo llevan preso?

Esto es una traición abierta y una injusticia pesa sobre la conciencia de la Nación.

Al mismo tiempo, casi todos los diputados votaron una pensión, además de las cuantiosas indemnizaciones recibidas, para los enemigos que atacaron la Nación. Que desilusión, Lilita Carrió votando esta ley. De pino Solanas no me asombra porque le falla la ecología moral. Votaron por el terrorismo.

Fue una guerra

Periodistas que admiro por su valentía y claridad, como Pepe Eliaschev, Nelson Castro, Fernando Bravo, Alfredo Leuco y otros, no tienen en cuenta que cuando hay más 9.000 bajas de un lado y 2.000 del otro hubo una guerra, la guerra fría que aquí fue caliente y que comenzó esa “juventud maravillosa” entrenada en Cuba.

No considerar que fue una guerra, nos llevaría a juzgar como asesinos a los pilotos estadounidenses que bombardearon Berlín, durante la 2da. Guerra. Claro sería así si no tenemos en cuenta a Hitler y las acciones bélicas iniciadas por el Nacional Socialismo.

En Argentina, en cambio, se juzga a los defensores como si hubieran empezado la guerra y los asesinos como si fueran inocentes que se pescaron en la calle porque pegaban obleas. Los terroristas asesinaron a más de 50 niños y nadie dice nada, incluyendo a la Corte Suprema de la Injusticia que falló que no fueron estos, crímenes de lesa humanidad.

¿Quiénes cometieron genocidio?

Hablar de genocidas es un exceso. No se persiguió a quienes tenían otras ideas, sino a terroristas armados que comenzaron a asesinar, políticos, gremialistas, universitarios, niños, por el solo hecho que no pensaban como ellos. Con esta interpretación los miembros del ERP y Montoneros fueron los genocidas.

No quiero decir que no se cometieron excesos, la guerra de por sí es ya un exceso, pero es imposible que haya habido 1600 criminales, en una guerra con 9.000 bajas del enemigo.

En los juicios de Nüremberg se juzgaron 24 jerarcas nazis y posteriormente un tribunal militar de Estados Unidos juzgó a 12 más. En Argentina, sin ninguna garantía, se han juzgado alrededor de 1600 personas, en proporciones de guerra muy diferentes.

Podríamos extendernos más, pero volviendo a las declaraciones de Luis Juez, me parecen que representan la triste realidad de la Argentina actual, la injusticia en base a la venganza de sangre y a una persecución que se acerca al genocidio, porque según la definición de la Real Academia, genocidio es: “Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de religión o de política”, a este fenómeno se refirió ligeramente el senador, al justificar la persecución contra todo aquel que haya combatido al ataque terrorista en la guerra fría, por la “mera portación de apellido”.

Si ésta es la manera en que se maneja una comisión del Senado de la Nación, ¿cómo podemos hablar de democracia tan ligeramente?

Quiere decir que el Senado de la Nación se maneja con criterios de responsabilidad jurídica familiar, anterior al derecho romano y sólo presente en algunas tribus que se mantienen en un estado semisalvaje.

Fuente: HACER