// you’re reading...

Guatemala

Guatemala: Relato de una banda de asalto – por Karen Cancinos

Compartir esta publicación:

No me refiero a la clica que extorsiona desde el tendero hasta la tortillera, pasando por los conductores de autobuses y terminando con los padres de familia que les pagan mes a mes a los pandilleros del área para que no violen a sus hijas. Me refiero a la mara que se apertrecha en la Novena Avenida y que se dispone a largar sus sucias manos en nuestro bolsillo, una vez más y con ganas. Como si no tuviésemos ya bastantes delincuentes.

La “reforma” politiquera que acabaron de cocinar el pasado 31 de octubre en el Congreso es un caldo hediondo de veras. Por alguna razón, los congresistas me hicieron pensar en un hato de vampiros y brujas regodeándose en la fetidez y la depravación. Vea usted, la cuota de 30% que le tiraron a los grupos feministoides de presión, es lo de menos. Claro que eso no obstó para que las integrantes de esos grupos y sus cabilderas se hayan empeñado en el chille-chille-esa-cuota-no-nos-agrada-matatero-tero-lá.

Hasta donde entiendo, los muy zorros no aprobaron la alternabilidad en los listados de candidatos, así que supongo que los dueños de los partidos políticos cubrirán el 30% de cuota de mujeres con los últimos lugares, los de relleno. Pero aunque sí hubiese alternabilidad, me parece que no existe la mar de diferencia entre tener 15 corruptas, tontas o inescrupulosas en el Congreso, y tener 50. Sé que siempre se puede llegar más bajo –eso la fauna política local lo tiene clarísimo– pero me pregunto qué tanto peor puede ser el Congreso comparado con lo que tenemos, siendo la diferencia el número aumentado de sinvergüenzas de sexo femenino. En otras palabras, me parece que la tal cuota, con todo y su nocividad, es el menor de los males de la susodicha “reforma” a la Ley Electoral y de Partidos Políticos.

Lo realmente ofensivo es el robo que han orquestado los diputados y que nos han endilgado disfrazado de reforma del sistema político electoral. Se han recetado 5 dólares por CADA VOTO válido que obtengan en la próxima elección. No hay que ser muy ducho en matemáticas para entender por qué estuvieron dispuestos a lanzar el hueso de las cuotas a las feminazis: el verdadero filón del negocio estaba en el aumento del financiamiento público (es decir, de nuestro bolsillo) a sus maquinarias electoreras.

Pero los saqueadores no pararon allí: subieron de 4 a 9 meses la campaña política (¡qué espanto!), y encima harán que se las financiemos. Sí, a todos y a cada uno de los partiduchos existentes, sin importar si compartimos o no sus postulados ideológicos. Eso sin haber renunciado a recibir dineros privados y, por supuesto, sin obligarse a explicar la proveniencia de los mismos. Mientras, que la infraestructura del país se caiga a pedazos, que los mareros sigan manteniendo en vilo a millones de guatemaltecos honrados, y que los que no encuentran trabajo sigan arriesgando la vida para intentar llegar a Gringolandia. Cuánta voracidad. Cuánta vileza. Cuánta cortedad de miras. Cuánta falta de patriotismo (en el sentido genuino de la palabra). Un amigo les llama “ralea maldita”. Aunque la primera vez que lo escuché me pareció que exageraba, hoy lamento no haber sido yo quien acuñó la frase para denominarlos así, politicastros perfeccionados en el dudoso arte de la rapiña y la extorsión.

Fuente: Centro de Estudios Económico – Sociales (Guatemala)

(Total: 28 - Today: 1 )

Discussion

No comments for “Guatemala: Relato de una banda de asalto – por Karen Cancinos”

Post a comment

Connect to HACER.ORG

FB Group

RECOMMENDED BOOKS

Support HACER today!

HACER is a tax-exempt organization under Section 501 (c)(3) of the Internal Revenue Code, our supporters will find their donations to be tax-deductible. Donate online now!