La Argentina es un sitio demasiado peculiar. Es como una especie de país, pero no; porque hace 60 años que no nos ponemos de acuerdo en casi nada. Es como una gran despensa de la que se sirve cualquiera, pero tampoco; porque somos 40 millones y, 12 de ellos, están debajo de la línea de la pobreza.

Y es un sitio peculiar porque, si usted analiza lo acontecido, y las posturas que sostienen los protagonistas, pues resulta que, aquí, nunca se ha equivocado nadie.

Resulta un poco extraño comprender que en un país donde, en 60 años, nadie se ha equivocado, como para admitirlo, se siga viviendo en esa constante espiral descendente que hace que estemos, conforme avanzan los tiempos, siempre un poco peor.

Así como el peronismo del primer Perón nunca cometió ninguna macana como para enojar al resto, los tipos que bombardearon la Plaza de Mayo con la gente en las calles, tampoco se equivocaron. Y no se equivocaron los que vinieron después a hacer justicia popular, secuestrando y asesinando gente en nombre de la revolución marxista, como tampoco lo hicieron los que tiraban gente viva, al mar, desde los aviones…

O sea, casi 30 años de sangre, violencia y fracaso, pero ninguno admite haberse equivocado en algo.

Pero no hubo errores, tampoco, en estos otros 30 años de democracia, donde hay mucha gente que declama república, con una mano, mientras con la otra levanta retratos de Seineldín; donde los liberales se rasgan las vestiduras ante la pobreza que les muestran por TV, mientras propugnan empequeñecer el estado y aplicar el libremercadismo a ultranza, de modo tal que 12 millones de pobres se sienten a esperar 10 años sin comer, hasta que ellos tengan éxito; donde ninguna izquierda
resuelve la ecuación lucha contra el delito / garantismo para el delincuente, donde los populismos se roban hasta el agua de los fideos y donde mucha gente que defiende posiciones económicas y políticas de la Sociedad Rural se horroriza por las desigualdades sociales, cuando esos sectores fueron los que, invariablemente, derrocaron a los pocos gobiernos con conciencia social que tuvo la Argentina. Juro que he visto horrorizarse, por la pobreza, a gente que 5 minutos antes decía que hay que matar a todos los negros de mierda. Y que, 10 minutos después, volvió a decirlo…

Y, lo más tragicómico de todo; un país donde la nueva política, para un futuro de progreso y concordia, viene de la mano del peronismo….

Una verdad es que el pastiche social que terminaron creando los Kirchner, estaba ahí mismo, a la vuelta de la esquina. Otra verdad, es que en la división K y antiK, hay un montón de vivos que hacen su negocio, exacerbando el fanatismo de la gente.

A favor de que nadie admite nunca haberse equivocado, y de que en este sitio del mundo jamás nos hemos sabido explicar la historia propia, terminamos en un berenjenal donde todo es perfectamente válido, al mismo tiempo que todo es absolutamente discutible, y puede ser impropio.

A finales de los ´80 Enrique Pinti hablaba sobre estos temas, con su talento histriónico y que forzaba al pensamiento crítico, diciendo que dentro de unos años iba a aparecer Sourrouille, y una serie de tipos lo iban a votar. Así, por caso, se nos apareció nada menos que Cavallo, y si bien , gracias a Dios, no lo ha votado ni la familia, la verdad es que todavía hay gente que anda por la vida destacándolo,  como si no hubiera sido uno de los máximos responsables de la debacle socio política de la Argentina reciente.

Mire, mi amigo, el primer lío que tenemos en la Argentina, es con nosotros mismos. Es muy poca la gente que se ha tomado la molestia de mirarse y reconocer cual es el sitio político e ideológico que le corresponde, acorde a lo que piensa. Y hay unos cuantos que, cuando lo pueden ver, se asustan tanto que prefieren regresar rápidamente al desconocimiento, porque les quita culpas.

Si verdaderamente nos interesan la política y el destino de nuestro país, este ejercicio de introspección comienza a ser imprescindible.

También comienza a tornarse impostergable el reconocimiento de las múltiples  macanas cometidas. Porque si no las admitimos, continuaremos tirándonos con ellas.

El Kirchnerismo hoy, puede resumirse en una foto. La de Cacho, sentado en el bar de Gaona y Boyacá, garabateando en una servilleta de papel que esto ya está, que esto fue todo…. Ahora hay que empezar a salir de la histeria para explicarnos la historia, y a escaparnos de todo fanatismo. Y eso va a ser un poco más complejo que conseguir que el 75% de la gente vote contra alguien…

Si, al cabo de más de medio siglo de vivir en el fracaso, nadie admite haberse equivocado……

Si nos paramos con fanatismo en posiciones de odio o adhesión , sin hacer mínima autocrítica…

Si nos subimos a la tribuna sin averiguar si los pibes que están en ella son del mismo equipo que nosotros…….seguiremos fregados.

Seguiremos dependiendo de un iluminado, que no existe, como no existen ni el buen dictador ni la resurrección del cangrejo.

Seguiremos confiando a ciegas en voces periodísticas agradables, que propalamos sin siquiera analizar si están diciendo una estupidez, o si están especulando con nuestra sensibilidad, mientras los vivos de siempre nos seguirán manipulando en su propio beneficio.

Así como en la guerra gobierno – Clarín, el primero hace que mucha gente termine apoyando el avance contra las instituciones de la república, por fanatismo, y el segundo juega con la sensibilidad de muchos otros, mostrando problemas sociales de décadas, como si fueran flamantes.

No dice CFK que lo que quería era eternizarse en una tiranía electoral; no dice Clarin que padres y abuelos de estos pobres cayeron en tal estadio gracias a las políticas de los gobiernos que ellos mismos apoyaron y ayudaron a instalar, kirchnerismo incluído. Tampoco el fanático clarinista, se lo cuestiona.

La verdad es que todos, nos siguen pegando abajo. Uno sabe bien que a ellos, les sirve, pero a veces, hasta daría la impresión de que a nosotros, nos gusta.

Algunos dicen que se está discutiendo el post kirchnerismo. Creemos que, como sociedad, deberíamos comenzar a debatir el post fanatismo.

Fuente: Blog El Opinador Porteño (Argentina)