El día 16 de junio del presente año, el partido Winaq, fundado por Rigoberta Menchú, celebró una asamblea nacional, en Chimaltenango. Un notable suceso de la asamblea fue que, ante 250 delegados de 80 municipios, y 500 invitados (entre ellos representantes políticos de Cuba, El Salvador, Nicaragua y Venezuela), Menchú anunció que no será candidata presidencial en el próximo proceso electoral.

Desistir de una nueva candidatura presidencial fue una prudente decisión de Menchú, porque dada la escasa proporción de votos que ella obtuvo en el proceso electoral del año 2007 y en el del año 2011, es decir, casi 3% en ambos procesos, era excesivamente improbable, no ya que ella triunfara en el próximo proceso electoral, sino que lograra un modesto incremento de aquella proporción.

Rigoberta Menchú ha afirmado: “Yo soy la símbolo de Guatemala. Soy la símbolo de la paz. Soy la símbolo de los pobres y por eso debo ser presidenta”. Tan absurda arrogancia fue impiadosamente castigada con aquellos dos humillantes fracasos electorales. Ni aun en Quiché tuvo ese ilusorio simbolismo; pues en ese departamento ocupó la octava posición en el proceso electoral del año 2007; y la quinta, en el del año 2011. En su mismo municipio natal, Uspantán, tampoco tuvo ese simbolismo; pues ocupó la octava posición en proceso electoral del año 2007; y la sexta, en el del año 2011.

En la asamblea hubo representante de los partidos Alternativa Nueva Nación, Movimiento Nueva República y Unidad Revolucionario Nacional Guatemalteca; y el diputado Amílcar de Jesús Pop Ac, nuevo Secretario General de Winaq (electo en sustitución de Menchú ), anunció una alianza partidaria de la izquierda, “más fuerte y más amplia” que la alianza constituida durante el proceso electoral del año 2011. Podemos conjeturar que la nueva alianza será “más fuerte” porque incluirá más facciones de izquierda; y será “más amplia” porque admitirá una mayor holgura ideológica. Empero, esa misma izquierda ya ha de saber que una alianza partidaria no necesariamente determina el triunfo electoral presidencial. Por ejemplo, en los procesos electorales a partir del año 1985, seis de los siete candidatos presidenciales ganadores fueron propuestos por un partido político, y no por una alianza partidaria. El triunfo parece depender principalmente de una ventaja competitiva electoral del candidato presidencial, y no del número de partidos políticos que lo propone.

La decisión de Menchú, de desistir de una nueva candidatura presidencial, puede contribuir a que en la anunciada nueva alianza de la izquierda participen las facciones de izquierda que se han opuesto a que ella las represente en un proceso electoral, precisamente en calidad de candidata presidencial. Se han opuesto presuntamente por cinco motivos: primero, ella es ideológicamente ambigua porque pretende no ser “de derecha” ni “de izquierda”; segundo, pretende ser candidata no solo de los mayas sino también de los ladinos; tercero, ya no piensa como maya sino como la burguesía, con la cual se ha aliado; cuarto, los mayas no admiten que ella sea la candidata de ellos; y quinto, aceptó ser embajadora de la paz de un gobierno “derechista”: el gobierno de Óscar Berger Perdomo. Esas facciones probablemente influyeron en que la Tercera Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas, que se celebró en Guatemala, en marzo del año 2007, se abstuviera de bendecir su primera candidatura presidencial. Probablemente también propiciaron el fracaso de la candidatura presidencial de Menchú.

Post scriptum. Miembros dirigentes de Winaq han declarado que ese partido se basa en la “filosofía maya”, y que los mayas, por ser “espirituales”, no “necesitan de ideología”. ¿Cómo, entonces, ese partido puede ser parte de una alianza “de izquierda”?

Fuente: Centro de Estudios Económico Sociales (Guatemala)