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Paraguay

Paraguay: ¿Qué es una constitución? – por Hugo N. Vera Ojeda

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Carta Magna

Mucha tinta y saliva se han gastado hablando a boca llena de las constituciones, pero pocas veces uno se detiene a analizar de que está hablando. Tanto que se llega al colmo de llamar constitución a las leyes sancionadas por Venezuela, Ecuador y Bolivia, en donde, porque se delinean algunas funciones administrativas, especialmente las que aseguran el poder del gobernante, se lo califica como constitución. En realidad una constitución significa exactamente lo contrario. Esta, tiene por naturaleza servir de atadura o camisa de fuerza contra el poder. No importa cuán extensas, poéticas o nobles resulten los postulados de una nueva ley, si no es un óbice o freno para el poder, jamás puede ser una constitución.

La historia de la humanidad siempre se ha caracterizado por una constante lucha entre la libertad del individuo y el poder. Tuvo que transcurrir siglos y fue derramada mucha sangre, antes que el poder fuera cediendo poco a poco ante los derechos individuales. Hoy podamos hablar solo como historia, las terribles instituciones que azotaron a la humanidad, como la esclavitud, la muerte civil, el derecho de pernada (derecho de la primera noche del noble con la futura esposa de un súbdito) entre otras barbaries. La centralización del poder, siempre trajo aparejada consigo la corrupción y como diría Lord Acton, cuando más absoluto es el poder, más absoluta es la corrupción. La vida de las personas era prácticamente una lotería y dependía del ánimo de los reyes, príncipes o emperadores y fue precisamente el excesivo abuso de estos, que finalmente despertó a la fiera que había dentro de las personas comunes.

En 1215, se marcaría un verdadero hito para la historia de la humanidad: el advenimiento de la primera Carta Magna. Esta nacería precisamente en respuesta a las arbitrariedades del Rey ingles apodado Juan sin Tierra. El monarca interino del verdadero dueño de la corona, Ricardo Corazón de León, reconocía que su poder absoluto, seria coartado por un consejo o asamblea y que ninguna persona podía ser enjuiciada y mucho menos  muerta, solo por la voluntad o capricho del Rey. Si bien, no contemplaba mayores reconocimientos, era una pulseada ganada al sistema absolutista, que caería finalmente con la revolución francesa. La división de los poderes, comenzaba a abandonar los anaqueles de avezados pensadores, para convertirse en realidad. Precisamente el espíritu de la constitución, desde su concepción, siempre ha sido la limitación del poder y las reglas administrativas u organizativas de un estado, son concepciones posteriores a este principio.

Inglaterra o como lo pretendió EE.UU., no tiene siquiera escrita la constitución, sino que el consueto o costumbre, ha madurado sin contradecir el principio de la división de los poderes y la igualdad ante la ley del gobernante y los particulares.  A pesar de que no existe físicamente, lo hace en la conciencia de cada ingles. Al final esto es aun más importante, pues de nada sirve tenerla escrita, si al final casi nadie, ni sabe su significado, sus derechos y menos a sus obligaciones. Hamilton sostenía en un riquísimo debate con miras a la futura constitución norteamericana; “…las declaraciones de derechos y privilegios, no solo son innecesarias en la constitución, sino que aun serian también peligrosas.  ¿Para que, por ejemplo, se diría que la libertad de prensa no podrá restringirse, cuando a ningún poder se ha otorgado el derecho a restringirlo? No sostendré que semejante disposición conferiría un poder reglamentario; pero es evidente que proporcionaría a los hombres dispuestos a usurpaciones, un pretexto plausible para ampararse de aquel poder que se reconoceria tacitamente….”

Quizás a muchos latinos cause sorpresa y hasta terror las palabras de Hamilton o la inexistencia de la constitución escrita en Inglaterra, pero basta con mirar en que se convirtieron esas naciones para devolver a uno el aliento. Después de todo, está comprobado que cuanto más hermosas y nobles sean las palabras empleadas, mas se alejan de la realidad, como ocurre con las leyes “bolivarianas” que nada tienen que envidiar a un poemario. Finalmente ¿sigue estando tan seguro como los textos oficiales, que Carlos Antonio López fue el primer presidente constitucional del Paraguay?

* Hugo Vera Ojeda es director de la Fundación Libertad del Paraguay.

Fuente: La Nacion (Paraguay)

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One comment for “Paraguay: ¿Qué es una constitución? – por Hugo N. Vera Ojeda”

  1. […] La Nacion (Paraguay). Tomado de HACER http://www.hacer.org Archivado en : […]

    Posted by Paraguay: ¿Qué es una constitución?, por Hugo N. Vera Ojeda @ Democracia y Mercado | March 12, 2010, 4:56 am

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