Organización y métodos no son palabras al vacío, son dos formas de triunfar en cualquier aspecto de la vida y más cuando la ejecutamos en eventos que marcarán historia social de un país.

Esta columna está dirigida a la educación en nuestro país. Siempre tuvimos uno de los sistemas de educación más eficientes y modernos de su tiempo. “El pueblo más culto de América”, en los periódicos se pedían profesionales uruguayos para Suiza, Francia y Estados Unidos. Una clase media donde los hijos de los obreros eran profesionales, donde la escuela pública albergaba jóvenes de todas las clases sociales. Hoy lamento enormemente reconocer que si bien fue así, en la actualidad su principal característica es la mediocridad y lo más lamentable es vivirlo en la población estudiantil.

Y esto duele más cuando los titulares de la prensa diaria, algunos con desinformación y otros cómplices, elevan en lo más alto acciones dirigidas a mejorar la condición de la educación, sólo están anunciando los más nefastos resultados de algo que pudo ser efectivo y positivo.

Me refiero a los escolares con su Plan Ceibal, una computadora, un niño, que sin organización ni planificación seria han colmado de expectativas a los niños y adolescentes poniendo el carro delante de los caballos como decimos los uruguayos. Y esto por qué? Porque cuando se repartieron y mal, los equipos más baratos del mercado internacional, hubo malas conexiones, desconocimiento por parte de los docentes, falta de manuales y no hubo ideas claras de sus objetivos, cosas que hasta hoy existen. La idea era figurar. “Uruguay entrega una computadora por niño” decían.

Una generación entera en el interior del país se quedó sin equipos por “inconvenientes administrativos”, es la versión oficial, docentes perdidos en sus aulas cuando los defectos técnicos invadían los libros de quejas, había que gastar dinero por este proyecto y se inventaron los más insólitos puestos de trabajo, con títulos pomposos, cargos de confianza afines al partido de gobierno.

En secundaria, tenemos los índices de repetición más altos de nuestra historia, estamos igualando a países africanos. Todo esto con presupuesto record para la Educación. Hay un ejército de jóvenes que no estudia ni trabaja formados por este modelo que ya en los años 60 descreía de la Democracia y sus instituciones.

No hay llamados de atención de todo lo que afecta a la sociedad: drogas, alcoholismo, accidentes laborales, educación sexual, riesgos en redes sociales que tanta  repercusión tiene en sus vida, tanto positiva como negativamente, la violencia de género, el tránsito, en fin, asistimos a un festival de falta de ideas y capacidad.

Y todo esto como se resume como caos educativo, indiferencia por lo mejor que teníamos, sin organización ni métodos aplicables a una serie de módulos de aprendizaje que aseguraran al estudiante y al país de darle a los jóvenes una mejor vida de estudio y una burla enorme a un pueblo que confió en los “expertos” animando a sus hijos diciendo que Uruguay goza de un alto status educativo y que ellos lo integrarán.

Es triste, es lamentable, es hipócrita, es casi de cobardes, que por el poder, que por predominar en política, engañen y traicionen al tesoro más grande que tiene nuestro país, sus jóvenes.

Fui docente en los tres niveles de enseñanza y creo saber algo del tema, es esencial en todo esto, la vocación de servicio y conocer la responsabilidad que se tiene entre manos, educar para más, educar para formar, educar para hacer un país mucho mejor, un pueblo culto es un pueblo de ciudadanos y esto es más Democracia.

Fuente: HACER