La desprotección de los militares, los héroes anónimos de nuestra patria, es desmoralizante. No sólo para ellos como principales afectados, sino para los colombianos que los apoyamos y vemos en ellos a los legítimos guardianes de nuestra integridad.

El pasado 18 de abril se hundió en la Comisión Primera del Senado, por 11 votos contra 7, la inclusión del Fuero Militar en el proyecto de Reforma a la Justicia que hace trámite en el Congreso de la República.

Punto a favor que se lleva el Gobierno, que no comparte la idea de mantener el Fuero Militar dentro de la reforma, sino llevarlo aparte en un proyecto de ley exclusivo, dejando en un limbo jurídico a los miembros de nuestras Fuerzas Militares.

También en el Congreso, al mismo tiempo en que decenas de militares son asesinados semanalmente en el ejercicio de la defensa de nuestras vidas, por bandidos pertenecientes a grupos narcoterroristas, se abre paso un proyecto de ley que otorga ciertos beneficios jurídicos a los asesinos de nuestros héroes. Me refiero al mecanismo de justicia transicional denominado “Marco Jurídico para la Paz”, del cual el senador y presidente de la Comisión de paz, Roy Barreras , es autor y ponente.

Se equivoca el señor Barreras en arar un terreno, el cual los mismos terroristas han encargado de minar con sus desvirtuados “gestos de paz”.

Y como si no fuera suficiente con la sangre que derraman nuestros militares en el combate al narcotráfico, que tanto daño le ha hecho al país, el presidente Juan Manuel Santos se ha encargado de revivir el debate sobre la legalización de las drogas. Se equivoca Santos al emitir un desalentador mensaje para aquellos militares que arriesgan a diario su vida en las selvas en el combate de este delito. Como también se equivoca, al ver cómo caen constantemente nuestros militares por cobardes ataques de los grupos narcoterroristas y al mismo tiempo busca ambientar un escenario para un posible diálogo con estos delincuentes, haciéndoles la segunda voz a sus ya conocidos legitimadores.

Por último, produce un profundo dolor de patria observar cómo, por diversas tramoyas jurídicas animadas por oscuros intereses, se encuentran actualmente militares purgando penas injustamente impuestas, acusados de ser victimarios en operaciones en la cuales, por el contrario, se encontraban cumpliendo con su deber de defender la nación.

No nos extrañe que nuestros héroes estén por estos días de capa caída, ante tan desolador escenario para su labor como guardianes de la patria.

A ellos les debemos total solidaridad y gratitud.

Fuente: El Colombiano (Colombia)