Feliz, triunfador, omnipotente y amándose a sí mismo, salió Rafael Correa del juzgado en el que se condenó al diario El Universo y a sus directivos, a pagar cárcel y 40 millones de dólares, por decir, entre otras cosas, que Correa podría ser acusado de “ordenar disparar a discreción” en contra de un hospital lleno de civiles. Al verlo, me entraron unas ganas inmensas de ser como él: bonito y rico e “inteligente”.

Correa es muy bonito. Es tan divino, que desde su inalcanzable vanidad, no se ve feo sonriendo e insultando a los periodistas, llamándolos: bestias salvajes, buitres, cavernarios, hipócritas, cobardes, perversos, cínicos, conspirativos, dan asco, sin vergüenzas, anti patria, payasitos y mentirosos.

Correa es tan lindo, que por televisión no se vio feo calificando a una brillante periodista como “gordita horrorosa”.

Correa, ahora es rico. Aun “perdonando” la deuda de 40 millones de dólares, por encima de Evo y Antonio de la Rúa, es sin duda, el soltero más cotizado de Latinoamérica.

La “inteligencia” de Correa, se pondrá a prueba en el futuro, cuando su poder desaparezca y enfrente al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que define como crimen contra la humanidad, entre otras cosas, a la persecución por motivos políticos o ideológicos, cuando se comete como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil.

Un poco más viejito, menos lindo y sin poder, Correa podría ser procesado por crimen contra la humanidad, pues se conservarán los videos donde sistemáticamente se evidencia la persecución por motivos políticos e ideológicos contra periodistas y la fuerza desproporcionada de la sentencia sobre El Universo.

Correa podría ser acusado de líder de una organización política que persigue, pues aunque demandó a título personal, hay cosas que lo podían enredar: Como ciudadano demandante, ha utilizado bienes públicos para atacar a un Sujeto pasivo: los periodistas.

Adicionalmente, la CPI podría reconocer que Correa infiltró a la justicia. Lo anterior, si aceptan la declaración de la magistrada Mónica Encalada , quien dirigió el Juzgado que llevó el caso, en la que asegura que el juez que emitió la sentencia contra de El Universo, le dijo que el autor real era el abogado de Correa.

Probablemente, Correa será declarado inocente, pero mientras justifica sus acciones, se repetirían en miles de noticieros, las imágenes de su comportamiento frente a los periodistas.

Correa cree que le ganó al Universo. Está equivocado, pues hoy pierde relevancia si Correa ordenó o no disparar a discreción.

Hoy, el resultado del juicio contra los periodistas exterioriza lo que sus demandas no pueden ocultar: En muchos rincones del mundo conocen más a Correa por atajar la prensa, que por ayudarle a su país.

Fuente: El Colombiano (Colombia)