Más que delicado es amenazante la campaña del dictador de Irán, aunque lo llamen presidente, en el sentido de viajar y penetrar países del Hemisferio Occidental con el abierto propósito de desafiar o insultar al gobierno de los Estados Unidos de América. Como quiera que aquí el gobierno estadounidense es un reflejo de la nación – cosa que no siempre ocurre en otros países – se trata de una agresión política contra esta gran nación norteamericana.

El dictador iraní llegó a Venezuela primero y luego asistió en forma espectacular a la toma de posesión de Daniel Ortega en Nicaragua, cuya elección ha sido impugnada por los partidos de oposición nicaragüense. Y ahora se encuentra en La Habana consolidando posiciones subversivas con los hermanos Fidel y Raúl Castro. De La Habana, se ha informado que saldrá para la República de Ecuador en esa gira de actividades subversivas.

Hasta donde se recuerda es la primera vez que un gobernante del Medio Oriente, con características incompatibles con la manera de ser la democracia occidental, está interviniendo – porque esta campaña es intervención – en la vida política de las naciones del Hemisferio Occidental en abierto desafío al gobierno de Washington. Y ese desafío tiene especial significación porque aunque hay otros gobiernos perjudicados, el estadounidense es el que ostenta la mayor responsabilidad de defender la democracia occidental.

En la historia política de los países americanos, especialmente los de Centroamérica, no se encuentra un caso como el actual que tiene por símbolo la influencia del gobernante iraní con implicaciones graves que incluyen solidaridad con enemigos del gobierno de Washington al que se desafía con calificativos que representan una agresión – aunque sea verbal todavía – al gobierno estadounidense.

Constituye una obligación de moral y de seguridad políticas para los gobiernos de toda América, seguir de cerca los pasos del dictador iraní y hacerle saber que no cuenta en modo alguno con el apoyo o simpatía de la mayoría de los gobiernos y pueblos del Hemisferio Occidental, aun cuando hasta el momento cuenta con el de los gobiernos aliados de Cuba y Venezuela.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo ayer que “la mayor amenaza a la seguridad de Estados Unidos, a corto, mediano y largo plazo, sería la posibilidad de que una organización terrorista obtenga un arma nuclear”, y “sabemos que organizaciones como Al Qaida están en proceso de tratar de hacerse de un arma nuclear, un arma de destrucción masiva que no tienen reparos de utilizar”, agregó.

Este lunes y martes Obama encabezará en Washington una reunión con 45 líderes de naciones que poseen armamento o procesan materiales nucleares, y en la que la República Islámica de Irán podría ser objeto de atención por su marcado interés en lo que se cree es la producción de armas nucleares.

Como se conoce, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad agita al mundo por su decisión de continuar enriqueciendo uranio sin supervisión internacional, mantener un discurso agresivo contra Estados Unidos y el mundo occidental.

Irán ha estrechado lazos con el grupo ALBA, liderado por Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, que también llaman a la nación norteamericana “el imperio”.

La reunión en Washington busca encontrar maneras de evitar que armamento nuclear llegue a manos peligrosas, y controlar la explotación de uranio y plutonio. Una tarea complicada en tiempos que una bomba nuclear cabe en una maleta, y países tan cercanos como Cuba, Nicaragua y Venezuela, mantienen un fluido intercambio de materiales y pasajeros con Irán, bajo el único control de sus gobiernos.

El gobernante sandinista de Nicaragua, Daniel Ortega, se ha negado a destruir cientos de misiles tierra-aire heredados de la extinta Unión Soviética y en poder del Ejército de su país. Ortega ha establecido decenas de convenios de cooperación con la nación musulmana, entre los que se destacan la construcción de puertos, y la eliminación del visado migratorio entre ambas naciones.

En su visita a Nicaragua en enero del 2007, Ahmadinejad dijo que la revolución sandinista y la revolución de su país, eran “hermanas”, y tenían “los mismos enemigos.”

A pocos meses de estar en poder nuevamente, en junio del 2007, en viaje por Venezuela, Argelia, Libia, Irán y Cuba, Ortega dijo que Israel era un “estado ficticio”.

El periodista e investigador Douglas Farah, quien ha testificado ante el Congreso estadounidense sobre la presencia iraní en Latinoamérica, ha denunciado que “centenares” de personas “de Nicaragua, del partido comunista de El Salvador, Venezuela y Bolivia, han sido reclutadas para ir a Teherán a recibir entrenamiento en inteligencia, contra inteligencia y control de grupos grandes.”

De los viajes, que durarían entre “30 a 90 días”, supuestamente no queda registro público. Farah consideró que Latinoamérica se encamina hacia una etapa de dictaduras apoyadas por Irán, donde las libertades y derechos humanos serán sometidos, y había advertido que Irán se encuentra a la defensiva, planificando su respuesta ante un posible ataque de Israel o Estados Unidos, “y qué harían ellos para contra atacar desde Latinoamérica.”

El profesor Norman A. Bailey, del Instituto de Política Mundial, presidente del Instituto de Crecimiento Económico Global en Washington, y ex funcionario de alto rango de órganos de inteligencia y seguridad en los Estados Unidos, en un estudio dado a conocer ante el Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami (UM), reveló que Irán ha invertido en Latinoamérica una suma superior a los 20 mil millones de dólares, en países pertenecientes al ALBA, y en una amplia gama de actividades.

Entre ellas que la embajada de Irán en Nicaragua está integrada por agentes de inteligencia, y sirve de base para extender sus influencias en Centroamérica y Panamá.

Además de movimientos financieros que encubrirían actividades de grupos terroristas y guerrilleros, fábricas que ocultarían armas ilegales, líneas navieras y aéreas que no aceptan carga ni pasajeros privados, el experto ha llamado la atención en otras áreas, entre ellas que Irán provee asistencia a Venezuela en “la defensa, inteligencia, seguridad, energía e industria”, y que “Irán ha acordado construir una planta de explosivos en el estado de Carabobo y producir armas en la fábrica de ‘tractores’ en el estado de Bolívar”, pero que considera que Irán y Rusia proveerán asistencia nuclear a Venezuela y Bolivia “para encontrar y explotar depósitos de uranio.”

En cuanto a drogas, Bailey expresó que la participación iraní “a través de Venezuela, y hacia Centroamérica, México, Estados Unidos y el Caribe, y Europa a través de África, es extensa”, con el propósito de autofinanciar su presencia en la región.

Según el académico, se traslada cocaína en botes de pesca desde el río Orinoco. La droga es almacenada en la planta de cemento, pues algunos químicos son similares, y el olor al pescado sirve para despistar. Otra ruta, señalada por el académico es desde Venezuela hacia Haití y República Dominicana, hacia la costa del Golfo de México y la Florida, en Estados Unidos. Lo mismo en Centroamérica, especialmente “Honduras y Guatemala.”

Fuente: Radio Miami

Ver video: