La sorpresa de octubre: ¿En 2012 el patrón oro podrá ser lo que fue en su momento el Tratado del Canal de Panamá?

Scott Rasmussen, el súper encuestador, ha tirado una granada por debajo de la silla de la clase política. La “sorpresa de octubre” de Rasmussen está contenida en una encuesta que muestra que un 44% de los votantes están a favor de volver al patrón oro, y el 28% en contra. Y se está intensificando la diferencia. Si el público supiera que el patrón oro “reduciría drásticamente el poder de los banqueros y de la clase política para dirigir la economía”, el apoyo ascendería a 57% y la oposición caería a 19%.

Para los defensores del patrón oro es esencial la reducción del poder de los banqueros y de la clase política, sumado a que la evidencia empírica prueba que el patrón oro es un acelerador para la creación de empleo y el crecimiento económico. Inevitablemente, toda esta información tomará estado público y hará del oro un activo electoral potencialmente enorme.

Y aún hay más. La encuesta de Rasmussen muestra que el 79% de los votantes del Tea Party (y sólo el 69% de los autodenominados republicanos) estarían a favor de un patrón oro que restrinja el elitismo. Como era de esperar, la única oposición sólida proviene de los que se autodenominan miembros de la clase política. Si alguien aprovechara estas estadísticas, podría ser un tema fácilmente defendible y realmente decisivo en los debates electorales que se avecinan.

Los números de Rasmussen sugieren fuertemente que el patrón oro es un jet para la corriente electoral. Vuele con él, disfrute del viento de cola, y sufra con el viento de frente. Más que esto, Rasmussen podría haber descubierto un posible “Tratado del Canal de Panamá” para el año 2012. Teniendo en cuenta el entusiasmo público, Ronald Reagan convirtió la entrega del canal a Panamá en uno de los principales temas de campaña, lo que antes había sido una desperdiciada línea de crítica. El hecho de que otros aspirantes menospreciaran el tema fue lo q le dio a Reagan la ventaja, seguida de una victoria muy reñida.

Tanto Herman Cain como Ron Paul apoyan el regreso del patrón oro. Ambos están haciendo sorprendentemente bien sus tareas, a pesar de sus respectivas improbabilidades, y han manejado el tema del oro con delicadeza extrema. Se puede argumentar que ellos se han beneficiado, al menos parcialmente, de los buenos vientos del patrón oro.

La fuerte fase inicial del gobernador Rick Perry muestra correlación con su bien publicitada crítica de Ben Bernanke. ¿Será efecto de los buenos vientos del oro? El ascenso de Newt Gingrich al tercer lugar fue más evidente en el momento en que dio a conocer su llamamiento a la “moneda fuerte con Reserva Federal limitada”, comentario que fue ampliamente observado e interpretado como la inmersión en las aguas del patrón oro por parte de Gingrich. ¿Otro efecto del patrón oro?

Mitt Romney no se ha comprometido con el tema del patrón oro y hasta ahora no se le atribuye ningún factor. Sería atípico e imprudente de su parte que repudie algo tan popular. También parece poco probable que este elegante y cuidadoso tecnócrata haga algo tan poco convencional como adoptar a un dólar tan bueno como el oro. Pero si no le gusta la sensación de que Herman Cain o Newt Gingrich le estén respirando en la nuca, el mejor camino para avanzar en Iowa es el patrón oro. El verano pasado, el movimiento del partido del té, patrocinado por American Principles in Action (en la que este autor participó) realizó un famoso recorrido en bus en 22 ciudades de Iowa, promoviendo el tema del patrón oro ante un público receptivo.

Cain ha hecho una cierta cantidad de equívocos sobre su posición a favor del patrón oro. Pese a que aprueba el tema, él promueve la fórmula más vaga de que un dólar debería ser de un dólar (como “una rosa es una rosa que está en una rosa”), pero hace afirmaciones manifiestamente absurdas como que un presupuesto equilibrado es da mejores resultados que un dólar estable. En realidad es exactamente al revés y es una reminiscencia de la década de 1970, cuando los republicanos de la vieja guardia tenían secuestrado el recorte de los impuestos para mantener un presupuesto equilibrado, razón por la cual perdieron frente a Ronald Reagan.

Por su parte, el representante Paul tiene el historial más largo a favor del patrón, sin embargo, se ha negado a hacer campaña sobre eso. Para un hombre de magnífica integridad como el Dr. Paul es equivalente a decir que de ser elegido, el tema del oro no tendrá lugar en su ambiciosa agenda. Así que aquellos con los mejores argumentos a favor del oro lo han dejado desprotegido y vulnerable a los argumentos de quienes se oponen a su implementación.

Romney y Caín están empatados en el primer lugar. Los principales candidatos tienden a sucumbir ante la cautela. ¿Qué pasa con Perry y Gingrich? Sin duda, después de haber sentido el efecto embriagador del buen viento de la lucha contra el dinero falso, Perry puede haber desarrollado un sentido para el tema del dinero. Ahora tienen el respaldo de Steve Forbes. Perry adoptó rápidamente el impuesto de tasa única, que era un tema con la firma de Steve Forbes. Además,  y una cosa muy buena, es que recientemente Forbes fue noticia en todo el mundo por su predicción de que volveríamos al patrón oro dentro de los próximos 5 años.

Además del controversial 9-9-9 de Caín, las reducciones de impuestos no se han diferenciado de forma dramática de los contendientes. Todos los republicanos están haciendo campaña contra la subida de impuestos y rebajas de tasas. Con la ayuda de Forbes, Perry está bien posicionado para impulsar el tema del patrón oro y eliminar los impuestos federales para que la gente construya sus propios paracaídas a la luz del deterioro de la moneda estadounidense. Será que Perry, partidario de un impuesto único y básico de 1 centavo, se convertiría en partidario de una onza de oro?

Gingrich jugando a la “tortuga” ha salido delante de Perry, ocupando el tercer lugar en las dos encuestas más recientes del Times Fox y CBS News / New York. Y Gingrich es un estratega sagaz y famoso intérprete de las encuestas. Él está bien equipado para registrar y aprovechar todas las implicaciones de la sorpresa de octubre de Rasmussen, incluso para la versión del Tratado del Canal de Panamá.

Quien cava más profundo descubre otro hecho electoral importante. El patrón oro es potencialmente la clave para dinamizar el caucus y los votantes en las primarias. Esto no está en el expediente de los recursos desesperados de las primarias pero puede volverse un refugio. En la encuesta de Rasmussen aparece que “La mayoría de los votantes de casi todos los grupos demográficos estarían a favor del patrón oro si se redujera considerablemente el poder de los banqueros centrales y los líderes políticos sobre la economía.” La mayoría de los afro-americanos y de los miembros de la Unión (incluido este columnista, miembro de la AFL-CIO) también apoyamos el patrón de oro.

El oro divide la base de los demócratas en donde hay dos elementos principales de la izquierda. Uno está compuesto por elitistas, doctrinarios como Paul Krugman. Estos son casi todos hombres blancos de la clase privilegiada: el patriarcado. Como es lógico, incluso la nomenclatura de la izquierda que ridiculiza al patrón oro representa una minúscula minoría.

La nomenclatura tienen plataformas de prestigio: medios de comunicación, académicos con posición privilegiada, dinero y premios; pero no tienen los votos. La mayor parte de la izquierda está formada por populistas humanitarios, tales como sindicalistas o miembros de etnias que forman parte de los “socialdemócratas”. Ellos están más preocupados por el empleo, las oportunidades y las políticas de la “marea creciente” de la prosperidad que por el dogma misterioso (y dudoso) neo-keynesiano. De acuerdo con lo que Rasmussen ha cuantificado en su sorpresa de octubre, sumado a los numerosos llamamientos de la izquierda y del movimiento Ocupemos Wall Street, nos están diciendo en voz alta su posición a favor del patrón oro. El trabajo de liderazgo de la izquierda está más acorde con el estado de ánimo de los suyos a favor del oro, que con las bases de su nomenclatura patriarca.

Ni Bush ni Obama adoptaron políticas diseñadas para robustecer la economía y los empleos que venían con ello. Los republicanos llevan años pidiendo recortar las tasas de impuestos y los demócratas lo han ido haciendo a regañadientes, pero los empleos no llegan. Tal como lo señala convincentemente Tamny John de Forbes.com: el villano es la podrida política monetaria.

El patrón oro es la norma de la política monetaria. Como señaló con entusiasmo The New York Sun y mi colega Danker Rico en Forbes.com, la receta de la forma para llegar hasta allí ha sido puesta sobre la mesa por Lewis Lehrman, presidente del Instituto Lehrman (cuyo sitio web es editado por este columnista).

¿Será posible que alguno de los candidatos del Partido Republicano lea el informe de Rasmussen, analice las consecuencias, consulte a los expertos sobre el patrón oro y le dé un vuelco a su carrera? Muchos conocedores del patrón oro están empezando a lanzarse sobre: Forbes, ahora asesor de Perry; Jim Grant, quien pronosticó a Ron Paul para presidente de la Fed; Charles Kadlec,  columnista de Forbes.com y mi co-autor de un folleto sobre el patrón oro; y el asesor Herman Cain. Según los últimos informes, entre los sabios del patrón oro de talla mundial se incluyen a Lehrman, Sean Fieler (inversionista y filántropo quien preside la organización no lucrativa a favor del patrón oro y los principios estadounidenses, en la cual este columnista asesora profesionalmente), Judy Shelton de la Fundación Atlas y Brian Domitrovic, profesor y columnista de Forbes.com, entre otros. La infraestructura intelectual y el conocimiento fundamental para el patrón oro está ahí.

Si los candidatos toman nota de las conclusiones de Scott Rasmussen, puede cambiar el curso de esta carrera y de la historia. El patrón oro se presenta como el tema económico más poderoso, que está a la espera para entrar a modificar el próximo ciclo electoral presidencial.

* Ralph Benko es asesor económico Senior del American Principles Project, es columnista de la Revista Forbes y es editor de la página The Gold Standard Now del Lehrman Institute. Traducción al español de Dayi Sedano.

Fuente: HACER