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Ecuador: El día de la Libertad, cuando caen los muros y los tiranos callan – por José Isidro Morante Erazo

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Con emoción el mundo vio la caída del muro de Berlín, fue impresionante ver como las personas tomaron por su propia y espontánea decisión poner fin a esa prisión silenciosa y geográfica

Estimados amigos y lectores, el 9 de noviembre conmemoramos un año más de la caída del muro de la vergüenza, el mundo ya no fue igual desde que cayó el muro de Berlín, la libertad se apodero de las personas, ya no hubo barreras, ya el control y el miedo había perdido su razón de ser.

Europa parece que haber aprendido la lección de que el autoritarismo, la opresión y el populismo, no son la vía para el desarrollo, no son el modelo ideal para fomentar las libertades en los individuos.

¿Como se derriba el muro? En Alemania fue un movimiento espontáneo, la orden del gobierno de la RDA era quitar las trabas de los permisos de salida del país, pero no era una orden de abrir las fronteras.

Con emoción el mundo vio la caída del muro de Berlín, fue impresionante ver como las personas tomaron por su propia y espontánea decisión poner fin a esa prisión silenciosa y geográfica.

Hoy en día en el mundo existen muchos muros, si solo hablamos de los que afectan a la libertad, tenemos los muros invisibles que han levantado solo los que no entendieron que el socialismo conduce al fracaso, la planificación central y su gestora mano intervencionista no son la solución a la esclavitud de la pobreza, tenemos casos como Corea del Norte, Cuba, algunos países de medio oriente y otros al sur y al norte de África.

Son muestra de que todos los días debemos luchar por mantener la libertad, porque no está garantizada, nunca estamos exentos de perderla, vemos como China ha dado pasos para caminar hacia esta libertad, que aun no son suficientes pero que si son un ejemplo para Latinoamérica que esta que camina hacia la esclavitud, la opresión y el autoritarismo.

Ecuador ha destruido a pasos agigantados la libertad, el caos jurídico generado por este y anteriores gobiernos, la inseguridad ha hecho que los ciudadanos opten por vivir amurallados con el constante temor a los robos y a la violencia producto de las políticas socialistas que fomentan la impunidad, la corrupción y el atropello a la propiedad.

Cada día se levantan nuevos muros y lo peor de estos es que son invisibles no los vemos, pero nos controlan o nos vigilan con leyes y normativas que buscan el control del individuo, castigar el emprendimiento, destruir el mercado y resultado de todo esto es esclavizar a los habitantes, privarlos de sus vidas y poner en manos del caudillo de turno todas las decisiones, todo el poder y toda la ley para que a su antojo pueda hacer todo lo que le venga en gana.

Esos muros invisibles son difíciles de percibir, las personas muchas veces no entienden que la libertad no es un abstracto sino un conjunto de ideas y cosas que pueden realizar por su propia voluntad, sin que nadie los dirija o determine.

La libertad entonces no es un objeto, no es una palabra muerta, sino es una necesidad tan imprescindible como el aire, es una forma de vida, es una filosofía de existencia, es una norma moral no escrita.

Podemos acaso vivir sin libertad, los alemanes orientales nos dieron la respuesta en 1989, no podemos hacemos aislarnos, no hay muros que puedan con la voluntad de los individuos, no somos hechos de leyes, somos el legado de nuestros actos, la espontaneidad de lo cotidiano, la suma de hábitos, la racionalidad de cada individuo y lo mejor es que no lo sabemos todo, no estamos exentos de equivocarnos y siempre en esa constante incertidumbre es que vamos a jugar con las aritméticas de los errores y aciertos.

En Latinoamérica con excepciones como Cuba, tenemos libertad, pero no está garantizada, día a día, minuto a minuto está siendo violentada verbalmente y jurídicamente, con la no mala intención de crear el hombre nuevo, la humanidad del buen vivir, sin embargo estos fines “buenos” no resultan una opción positiva para las personas, pues libran a los individuos de su responsabilidad sobre sí mismo.

Estos planificadores centrales que a manera de asentar las bases de instituciones públicas fuertes inventan un cumulo de leyes, códigos, normas y reglamentos que van dilapidando los pilares de la libertad, cada ley tiene un objetivo, desde limitarnos o controlar nuestra propiedad privada, pasando por callar nuestra libertad de expresión y luego culminando con perder la propiedad sobre nuestras vidas con leyes promoviendo la violencia de la muerte y justificando los actos contra la naturaleza del hombre, así como el adoctrinamiento de la educación.

Al inicio de los regímenes totalitarios la perdida de libertades se convierte en un proceso silenciosamente cotidiano, no lo perciben los medios de comunicación y las instituciones que se van destruyendo para enmarcarse en la nueva legalidad que promueve el tirano, pero ante este silencio quien más pierde siempre será el individuo, nos colocan grilletes o nos encierran en un corral sin darnos cuenta.

No debemos esperar que construyan un muro o que atenten contra nuestra propiedad, siempre es momento de luchar por mantener la libertad, debemos vencer la primera barrera que hay el miedo, debemos vencer al primer enemigo que tenemos y es la irresponsabilidad de querer que otra persona tome decisiones por nuestras vidas.

La libertad debe entonces convertirse en el corazón de cada individuo en algo tan valioso y sublime como el amor, yo en libertad encontré el amor de María Gabriela Lavaye García con quien hoy puedo brindar y luchar día a día por esa libertad.

Fuente: José Isidro Morante Erazo (Ecuador)

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